Todos juntos
Un espacio propuesto por EQUIPO ECUMÉNICO SABIÑÁNIGO

lunes, 29 de agosto de 2016

JORNADA MUNDIAL DE ORACIÓN POR EL CUIDADO DE LA CREACIÓN



El 1 de septiembre, primer día del Año Ortodoxo, comenzará universalmente la “Oración por el cuidado de la creación” y se extenderá hasta el día 4 de octubre, fiesta de San Francisco de Asis.

“Vivir la vocación de ser protectores de la obra de Dios es parte esencial de una existencia virtuosa, no consiste en algo opcional ni en un aspecto secundario de la experiencia cristiana” (Papa Francisco LS 217)

“Un grito de alarma por el desastre climático que afecta cotidianamente a los hombres y la naturaleza; la propuesta de la vía del ascetismo y la sobriedad en el uso de los bienes terrenos y de la energía; la proclamación del Evangelio para sanar el corazón humano que ha hecho el mundo un depósito de basura”. (Mensaje del Patriarca Ecuménico ortodoxo Bartolomé I para JMOCC. 2015)

Hermanas y hermanos en Cristo Con el telón de fondo de su Encíclica Laudato Si, el Papa Francisco - compartiendo con el Patriarca Ecuménico Bartolomé la preocupación por el futuro de la creación – decidió el año pasado instituir también en la Iglesia Católica la «Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación», uniéndose a la fecha fijada por el Patriarcado Ecuménico de Constantinopla desde 1989. Según el papa Francisco, esta jornada ofrecerá “a cada creyente y a las comunidades una valiosa oportunidad de renovar la adhesión personal a la propia vocación de custodios de la creación, elevando a Dios una acción de gracias por la maravillosa obra que Él ha confiado a nuestro cuidado, invocando su ayuda para la protección de la creación y su misericordia por los pecados cometidos contra el mundo en el que vivimos” y contribuirá “como Iglesia a superar la mayor Crisis ecológica que vive la humanidad y hacerlo desde una profunda Conversión espiritual y ecológica”, posibilitando “un momento intenso de oración, reflexión, conversión y asunción de estilos de vida coherentes”. (Carta de institucionalización del papa Francisco de la JMOCC. 6 de agosto de 2015) 

La invitación en esta jornada es a mirar la naturaleza con otros ojos, a escucharla con otro oído, a olerla con nuevos aromas, a tocarla con manos suaves, a gustarla y disfrutarla con todos los sentidos. Hace siglos ya, Francisco de Asís le atribuyó a la naturaleza esa cualidad de “sujeto de derechos”, la llamó nuestra hermana. Abusada y explotada, cuidémosla y amémosla, en nuestro día a día, en las pequeñas cosas y en los grandes consumos, que la agotan. Recibid un abrazo de Comunión universal y ecológica y “elevamos nuestra ferviente oración para que el Señor conceda el don de la paz en el amor y la unidad a toda la familia humana”. (Declaración conjunta papa Francisco y Bartolomé I patriarca ecuménico. 2014).


(De la carta de invitación de la Asamblea Episcopal Ortodoxa de España y Portugal con el Arzobispado de Madrid de la Iglesia Católica). Publicado en Boletín Ecuménico Horeb-Carlos de Foucauld, Boletín nº 74, Septiembre de 2016






domingo, 28 de agosto de 2016

ECUMENISMO Y AUTORIDAD



Ecumenismo y autoridad
(30 de julio de 2002)

Un artículo de Guillermo Sánchez Vicente

Uno de los principales retos de la globalización y del ecumenismo es el modelo de gestión de la unidad. Surge ahí el debate en torno a quién ejercerá el liderazgo y la autoridad sobre estos procesos mundiales.

Las distintas corrientes ecuménicas actuales tienen en común el objetivo de lograr algún tipo de unidad religiosa. El ecumenismo humanista habla de la “unidad de la familia humana”; la Iglesia Católica Romana lo expresa mediante la noción de “unidad visible”. En todos estos conceptos subyace la idea de unidad organizativa y, de alguna manera, política. La gran cuestión es saber cómo articular esta organización religiosa, qué perfil institucional tendría y cuál sería su capacidad de establecer principios y pautas vinculantes para los estados o las organizaciones internacionales.

El ecumenismo coincide así con las principales preocupaciones en torno a la globalización. Al igual que el llamado “movimiento antiglobalización”, aspira a “otra globalización”. Dada la naturaleza compleja de las estructuras sociales, todos estos movimientos comparten objetivos omniabarcantes, que se sintetizan en el surgimiento de un nuevo modelo de organización mundial en el que instancias políticas y territoriales, organizaciones sociales, empresas y colectivos de toda índole se coordinen para alumbrar un mundo mejor. De hecho, numerosas iniciativas “antiglobalistas” están respaldadas por el movimiento ecuménico, como es el caso del apoyo de algunas iglesias cristianas a la tasa Tobin o el movimiento por la cancelación de la deuda externa de los países pobres.

En un mundo de efervescencia neorreligiosa, superado el materialismo, casi todas las iniciativas “globalistas” confieren un papel importante a las religiones, bien como aliadas o instrumento de la política, bien como motor de cambio. Lo resume muy bien Mario Marazziti, portavoz de la Comunidad de San Egidio: «Creemos que de las religiones puede partir un signo importante para acercar mundos diferentes entre sí, para superar las barreras y construir puentes en la sociedad civil. Frente al desafío del mundo contemporáneo, creemos que las religiones pueden dar un alma a la globalización» (Zenit, 16.7.02; negrita añadida).

Otra destacada líder del ecumenismo católico, Chiara Lubich, actualiza así el mensaje: «Con la irrupción del terrorismo difundido, nos encontramos también delante de las “fuerzas del mal” –como las ha definido el Santo Padre–, y para vencerlas no bastan únicamente los esfuerzos humanos, ya no es suficiente que se movilice, por ejemplo, el mundo político... Es necesario que el mundo religioso advierta la necesidad de hacer prevalecer el Bien sobre el mal, el bien con la B mayúscula, en un esfuerzo común para crear en todo el planeta esa fraternidad universal en Dios a cuya realización está llamado» (Zenit, 17.2.02; negrita añadida)

Participación y jerarquía

En esta búsqueda del nuevo modelo de globalización, una de las cuestiones clave es el liderazgo. Hasta en las religiones más igualitarias existe una tendencia histórica a la institucionalización jerárquica de la representatividad y la autoridad, de manera que las voces particulares de los fieles se van acallando ante la imposición o, simplemente, el liderazgo de los dirigentes.

Es interesante constatar cómo la terminología que en muchas de las declaraciones ecuménicas humanistas intenta designar de forma genérica las distintas realidades eclesiales, es precisamente aquella que denota una organización más vertical: se habla de “clero”, de “adeptos” y de “jerarquías religiosas”, como si todas las religiones estuvieran organizadas jerárquicamente; así, se hace descansar la legitimidad representativa sobre los dirigentes, con independencia de cómo hayan accedido a esa condición, y se otorga a los fieles un papel secundario. Esto es debido a que el diálogo interreligioso es muy difícil de llevar a cabo en un panorama en el que domina la multiplicidad, cual es el mundo de las religiones; incluso en cada religión, y hasta en cada confesión existe una gran disparidad de tendencias.

Hay movimientos que pretenden dotar a las bases de representatividad y autoridad. Destaca entre ellos la Iniciativa de las Religiones Unidas (IRU), una organización internacional integrada por Círculos de Cooperación (pequeños grupos multirreligiosos de todos los continentes) dirigida por el obispo episcopaliano William Swing. Ahora bien, como en todo organismo representativo y democrático, hay unas instancias superiores, el Consejo Mundial y la Asamblea Mundial, que a fin de cuentas marcan las pautas definitivas. La Carta de la IRU (2000) refleja muy bien la necesidad de liderazgo de una organización tal plural y ambiciosa: «El espíritu esencial del Consejo Mundial no es el de control, sino el de un servicio basado en la escucha profunda de las esperanzas y de las aspiraciones de toda la comunidad de la IRU». Es decir, los fieles participantes deben confiar en la voluntad de servicio de los dirigentes.

Por todo ello, las comunidades religiosas más pequeñas, menos institucionalizadas o de perfil más disidente no pueden contar con una voz propia en el movimiento ecuménico global. Es ésta una ley de la organización política que se aplica igualmente a las expectativas de democracia global del “movimiento antiglobalización”. Al igual que la globalización está dirigiendo al mundo inevitablemente a la construcción de bloques económicos y políticos, sepultando los intereses de países débiles o pequeñas comunidades, el ecumenismo silencia a los grupos religiosos que no se ajustan a las grandes tendencias. 

Algunos de estos grupos son muy críticos con el movimiento ecuménico, y se niegan a integrarse en él por todas las deficiencias y riesgos que presenta. Razón de más para marginarlos en mayor medida. Las organizaciones con más capacidad de influir políticamente tienden a descalificar a las confesiones más independientes, para lo cual resultan muy efectivos los términos ‘secta‘, ‘fanatismo‘ y ‘fundamentalismo‘. Por ejemplo, el “Directorio para la Aplicación de Normas y Principios sobre el Ecumenismo”, de la iglesia católica romana, advierte claramente sobre la «distinción vital que hay que hacer entre sectas y nuevos movimientos religiosos por un lado e Iglesias y Comunidades eclesiales por otro» (35) y establece unos criterios distintivos, basados en su propia concepción de lo que es «el Cristianismo» (36).

La ICR incluso considera que «no existe realmente una Iglesia ortodoxa» (cardenal Walter Kasper, Zenit, 6.3.02), dada la variedad de patriarcados en que se divide esta confesión; o se niega a dar el nombre de “iglesias” a las protestantes, pues no cuentan con una organización jerárquica centralizada común. Es por tanto comprensible que Manfred Kock, dirigente de la Iglesia Evangélica Alemana, defienda una alianza protestante global, para que «en diálogo con los ortodoxos y los católicos pudiéramos establecer la posición protestante más claramente. [...] El ecumenismo sólo puede progresar cuando uno tiene clara su propia posición» (Religion Today, 14.12.00).

En 1998 el escritor libanés Amin Maalouf anhelaba la existencia de una institución similar al papado en el mundo islámico, argumentando, sorprendentemente, que gracias a él habían progresado las libertades en el mundo occidental, pues la Iglesia Romana ha ido asumiendo lentamente y de forma irreversible los avances de la modernidad, algo que en el mundo islámico no se da (“Si el islam tuviese un Papa...”, El Mundo, 31.3.98). Olvida Maalouf que los países occidentales donde mayores avances se han dado son precisamente aquellos en los que menos se admite la autoridad papal, por ser de mayoría protestante. Pero es significativo que en aras del ecumenismo se deseen estructuras menos democráticas para las religiones, pues es mucho más fácil encontrar la unidad desde decisiones autoritarias y magisteriales que desde la participación de los fieles.

Autoridad

Es precisamente el papado quien, desde el Concilio Vaticano II, está tomando el liderazgo en el ecumenismo global. Desde el decreto Unitatis redintegratio (sobre el ecumenismo) y la declaración Nostra aetate (sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas) aprobados en el concilio, son incontables las iniciativas romanas en el diálogo con otras religiones y con las demás iglesias cristianas: los viajes a países de todas las tradiciones religiosas, las audiencias a líderes de todas las religiones, los encuentros multirreligiosos en Asís desde 1986, la encíclica Ut unum sint (1995), etcétera.

La aproximación papal a las demás iglesias cristianas ha sido creciente, pero existen importantes escollos doctrinales y, sobre todo, eclesiales. El principal de ellos es la peculiar concepción eclesiológica católica romana, esencialmente jerárquica y vertical, y centrada en lo que la doctrina católica denomina el “primado de Pedro”, es decir, la autoridad del obispo de Roma sobre la iglesia universal e, incluso, sobre toda la humanidad.

A pesar de que a veces pudiera darse a entender que este primado puede ser objeto de diálogo, la postura papal es nítida al respecto. En su viaje a Egipto, Karol Wojtyla afirmó: «Deseo renovar mi invitación a los responsables eclesiales y a los teólogos para instaurar conmigo un diálogo fraterno, paciente, en el cual podremos escucharnos más allá de las estériles polémicas [...]. Respecto al ministerio del obispo de Roma, pido al Espíritu Santo que nos dé su luz, iluminando a todos los teólogos y pastores de nuestras iglesias, con el fin de buscar juntos las maneras en que este ministerio pueda realizar un servicio de amor reconocido por unos y otros». (El Mundo, 26.2.2000, cursiva añadida).

Uno de los documentos recientes más ilustrativos sobre la forma en que la iglesia católica romana concibe su relación con las demás religiones y con otras confesiones cristianas es la declaración de la Congregación para la Doctrina de la Fe "Dominus Iesus" (2000). En ella, además de rebatir, con bastante sensatez (todo hay que decirlo), determinados “excesos” relativistas de algunos teólogos actuales que cuestionan a Cristo como único salvador, se repiten las conocidas posturas del Concilio Vaticano II sobre «la subsistencia en la Iglesia católica de la única Iglesia de Cristo» (Dom. Ie., 4). Ciertamente, no destaca ninguna aportación que no hubiera sido afirmada una y otra vez anteriormente. Ahora bien, la afirmación de que «las Comunidades eclesiales que no han conservado el Episcopado válido y la genuina e íntegra sustancia del misterio eucarístico, no son Iglesia en sentido propio» (Dom. Ie., 17) levantó una gran polvareda en medios protestantes y ortodoxos.

Lo sorprendente de estas reacciones es que esta concepción está claramente sobreentendida en todos los documentos “ecuménicos” anteriores del Vaticano. Las respuestas reflejan, por lo tanto, hasta qué punto los interlocutores del papado desconocen su auténtica concepción del ecumenismo, o simplemente se engañan a sí mismos pensando que Roma se abre a las demás confesiones en diálogo franco, cuando en realidad lo que siempre ha hecho es abrir sus puertas para que los demás se integren en su estructura de poder.

Algunos católicos “disidentes” llegaron a asegurar que esta concepción cerrada y tradicionalista de la iglesia estaba amenazando el proceso ecuménico iniciado en el Vaticano II, y que se alejaba de los textos de Juan XXIII, Pablo VI y Juan Pablo II, lo cual demuestra la ceguera y el voluntarismo con que se leen estos documentos, que no hacen más que reformular los pilares básicos del catolicismo tradicional adaptándolos a los tiempos presentes.

Más sorprendente todavía es que, desde que se emitió “Dominus Iesus”, el engaño subsiste, y casi todos los interlocutores ecuménicos consideran que el proceso de diálogo avanza; incluso en ocasiones se quiere interpretar que el propio papa hace ligeras matizaciones que suavizan el contenido de la declaración suscrita por el cardenal Ratzinger. Sólo algunas iglesias han señalado que esta declaración, como todas las iniciativas vaticanas, es más de lo mismo, y por tanto no supone ninguna novedad.

El modelo jerárquico de la iglesia católica romana, que se concreta eclesial y doctrinalmente en el magisterio de la iglesia, se extiende a su concepción del ecumenismo. Frente a aquellas corrientes del ecumenismo humanista que propugnan (más que practican) un diálogo a partir de las comunidades de base, para el papado el encuentro interreligioso ha de ser elitista. Se exige que quienes participen en reuniones ecuménicas «bajo la vigilancia de los Prelados, sean verdaderos peritos» (Un. red., 9). Según Chiara Lubich, fundadora del Movimiento de los Focolares, «es un verdadero peligro pensar que todo cristiano tiene la capacidad de dialogar. Lo pueden hacer sólo las personas preparadas y que tengan la vocación» (Zenit, 17.2.02).

El Vaticano entiende por ecumenismo simple y llanamente la aproximación o, en su caso, integración de otras comunidades en la estructura eclesiástica católica romana. Ningún documento oficial ha sugerido que la iglesia católica romana pueda llegar a renunciar a cualquiera de sus elementos constitutivos esenciales a fin de acercarse a las demás religiones o confesiones. Todos, en cambio, expresan claramente que la iglesia católica romana acoge con benevolencia a quienes asumen los postulados vaticanos.

El “ecumenismo” católico romano, definido desde el Concilio Vaticano II, se presenta como la búsqueda de la unidad de la humanidad dentro de una serie de círculos concéntricos; la propia iglesia católica romana sería el círculo interior, en torno al cual se van abriendo otros círculos en función de la mayor o menor proximidad eclesial y dogmática con ella: las iglesias católicas orientales, las iglesias ortodoxas orientales, las iglesias anglicanas, las iglesias protestantes, las religiones no cristianas y los ateos, hasta finalmente abarcar el mundo entero. «En el centro encontramos al papa quien, siendo el sucesor de Pedro es Vicario de Cristo en la tierra y, como tal, el poder centralizador de la unidad de todos los círculos, de la humanidad en general, por la cual él asume el pastorado» (V. N. Olsen, Supremacía papal y libertad religiosa, Miami: API, 1992, pp.122-127).

Este proceso “ecuménico” se puede concretar en una aproximación y, en su caso, integración en esa estructura visible, o al menos en una identificación con sus objetivos. Muchas comunidades se podrían vincular con Roma por convicción teológica, una vez superadas pequeñas disputas dogmáticas y eclesiásticas (tal sería el caso de los ortodoxos); otras por vinculaciones históricas (los anglicanos); otras podrían considerar, pragmáticamente, que el liderazgo del papa es legítimo por conveniencia, en atención a su atractivo carisma, y su autoridad moral.

Liderazgo

Desde casi todas las instancias sociales y políticas se clama por la necesidad de un liderazgo que dirija a la humanidad hacia sendas de progreso, paz y justicia. Los líderes políticos, “contaminados” por la naturaleza de su propia actividad, no cuentan con suficiente legitimidad moral ante la población. Por eso ellos mismos buscan apoyos en los sistemas de creencias, cuya capacidad de cohesionar la sociedad e ilusionar con proyectos es mucho mayor.

El liderazgo papal se sustenta por un lado sobre la propia concepción de poder universal consustancial a la Iglesia Romana, y por otro sobre la necesidad del ejercicio de la autoridad moral que se considera que tiene el mundo en el actual proceso de globalización. En cuanto a la primera, la iglesia católica romana concibe su proyecto de cristiandad no tanto como propuesta alternativa para el hombre que opta por Jesucristo, sino como una organización “visible” (es decir, organizada, estructurada) cuyo fin es «la salvación de la humanidad» (Ut u. s., 99; cursiva añadida). Como afirma Wojtyla, «la Iglesia renueva cada día, contra el espíritu de este mundo, una lucha que no es otra cosa que la lucha por el alma de este mundo» (Cruzando el umbral de la esperanza, Barcelona: P&J, 1994, pp. 124-125).

En cuanto a la necesidad de un liderazgo moral, ningún líder recibe en el mundo actual el reconocimiento que recibe el papa, no sólo por su carisma personal, sino por la propia imagen de sí misma que la institución que representa, el papado, ha logrado consolidar en todo el mundo. Representantes de todas las tendencias religiosas e ideológicas coinciden en resaltar, no ya tanto la espiritualidad o la visión religiosa del papa, sino sobre todo su iniciativa social y política, su liderazgo moral, el calado de sus mensajes.

Por otro lado, el Vaticano, en cuanto poder político y a la vez religioso, ha ido fraguando una red de alianzas a todos los niveles. En este sentido, destaca la confluencia de intereses cada vez mayor con las autoridades políticas y religiosas de Estados Unidos, desde que bajo el mandato de Reagan se forjó el eje geopolítico Washington-Vaticano como herramienta para luchar contra el agonizante comunismo y para construir un nuevo orden mundial.

El horizonte que se perfila bajo la mayoría de las diversas formas de ecumenismo es amenazante. Los poderes fácticos que pueden sacar partido de estos procesos están dispuestos a imponer su proyecto global para la humanidad. Es necesario estar alerta ante los movimientos de la bestia totalitaria, y saber responder con criterios y convicción personales.

FUENTE:
© LaExcepción.com



sábado, 27 de agosto de 2016

FRASES PARA EL PENSAMIENTO

HABLANDO DE HERMANOS

Hegel: "El precepto evangélico de amar al prójimo como a ti mismo no quiere decir amar al prójimo con la misma fuerza con la que te quieres a ti mismo, porque quererse a sí mismo es una expresión carente de significado; en realidad el precepto significa: ama a tu prójimo como si fueras tú mismo".

Scrima: "Esto significa que tienes que morir a tu propio yo para renacer en el del otro. La parte terrible, si es posible que yo me exprese de esta manera, de la oración por la unidad consiste en que nos revela que ya no es suficiente rezar por el otro: tienes que llegar a ser el otro".

Hegel (Stuttgart, 27 de agosto de 1770–Berlín,  14 de noviembre de 1831) fue un filósofo alemán. Georg Wilhelm Friedrich Hegel, recibió su formación en el Tübinger Stiff (seminario de la Iglesia Protestante en Wurtemberg), donde trabó amistad con el futuro filósofo Friedrich Schelling y el poeta Friedrich Hölderlin.  Le fascinaron las obras de Platón, Aristóteles, descartes, Spinoza, Kant, Rousseau, así como la Revolución Francesa, la cual acabó rechazando cuando esta cayó en manos del terror jacobino. Murió víctima de una epidemia de cólera, que hizo estragos durante el verano y el otoño de 1831. 




Scrima. Filósofo, matemático y monje ortodoxo. Andrei Scrima (1925 – 2000)formó parte del movimiento “La pira ardiente”. Conocedor del sánscrito, obtuvo por intervención diplomática del gobierno de India el permiso para salir de Rumanía para estudiar el Advaita-Vedanta en Benarés. Tras escribir su tésis doctoral se exilió en Occidente, donde fue padre de una comunidad monástica en Libán. Desempeñó un papel importante en el acercamiento entre el papa Pablo VI y el patriarca Atenágoras en el Concilio Vaticano II.








viernes, 26 de agosto de 2016

¿QUIÉN FUE JESÚS DE NAZARET?

Reproducimos un interesante artículo publicado por nuestros hermanos de la Comunidad Ecuménica Horeb Carlos de Foucauld



¿Quién fue Jesús de Nazaret?




1. Jesús de Nazaret no fue sacerdote, sino laico, en la línea de los profetas y pretendientes mesiánicos, sanadores carismáticos y sabios populares, entre los grupos que había en Israel, retomando los aspectos básicos de la experiencia profética, en una línea no sacerdotal. Por eso, a lo largo de su ministerio no se enfrentó básicamente con los sacerdotes, sino que se mantuvo fuera del campo de su influjo, e incluso les suplantó, ofreciendo el perdón de Dios sin acudir para ello a los ritos sacerdotales del templo, y además comparte con los hombres y mujeres de pueblo la comida sagrada, sin pasar por el templo (multiplicaciones). De todas formas, en el momento clave de su vida, subió a Jerusalén, no para someterse a los sacerdotes, sino para enfrentarse con ellos, mostrando que el templo había realizado su función y no tenía ya valor sagrado (Mc 11, 15-17).

No tomó títulos sacerdotales ni rabínicos, sino que actuó como un simple ser humano (hijo de hombre), sin ordenaciones jurídicas, ni documentaciones acreditativas. No fue ungido para ejercer un ministerio sacral en el templo, ni recibió otro tipo de órdenes sagradas, sino que fue un judío marginal, un galileo de extracción campesina, obrero de la construcción (albañil o carpintero), sin tierras propias, ungido directamente por el Espíritu de Dios, como dirá la tradición cristiana, a partir de su bautismo bajo Juan (Mc 1, 9-11).

Había sido por un tiempo discípulo del Bautista, profeta del juicio de Dios que actuaba en el desierto (allende el Jordán), como otros muchos en el pueblo, sin que eso implicara ningún tipo de ministerio sacerdotal. Pero a Juan le mataron, y Jesús tuvo la certeza de que Dios le impulsaba a proclamar e instaurar su Reino (perdón y concordia universal), empezando por los enfermos, marginados y excluidos de Israel (judíos), sabiendo que después se abriría todos los hombres y mujeres, sin necesidad de sacerdotes.

Animado por esa certeza, dejó el desierto y comenzó a instaurar el Reino de Dios en Galilea, sin papeles ni sellos sagrados que lo acreditaran, simplemente como un israelita consciente de su identidad y su tarea. No era un espíritu del cielo (como algunos esperaban, en la línea de Henoc o Elías), ni quiso hacerse rey, ni fue sacerdote o guerrero sagrado, sino un maestro popular, un carismático, ofreciendo enseñanza de Reino y salud a quienes le acogieran y escucharan.

Fue pues un laico o seglar, maestro y sanador espontáneo, sin estudios ni titulaciones, al interior de las tradiciones de Israel (en línea profética), fuera de los organismos sacerdotales, políticos y doctrinales (escribas) de su entorno. Creía que Dios era Padre de todos, y así promovió un movimiento de sabiduría popular (enseñanza), curación (salud) y comunión entre los marginados a quienes despertaba, acompañaba y animaba, como a destinatarios y herederos del Reino de Dios (cf. Mt 5, 3; 11, 5; Lc 6, 20; 7, 22).

Por estado y vocación, era un marginal, y así podía estar en el centro de todo el pueblo: Estaba convencido de que sólo al margen (fuera del sistema instituido) podía plantarse la obra de Dios, no desde el poder dominante. No utilizó medio de reclutamiento y separación clasista (con un tipo de personas superiores para transformar a las inferiores), como han hecho los grupos de poder. No adiestró a un posible grupo de combatientes (celotas), ni fundó una agrupación de especialistas puros (fariseos), ni un resto de llamados (esenios), sobre la masa perdida. No apeló al dinero, ni a las armas, ni educó un plantel de funcionarios bien capacitados.

No necesitó edificios, ni oficiales a sueldo, sino que proclamó e instauró el Reino de Dios, sin mediaciones jerárquicas. Habló con parábolas que todos podían entender (aunque haciéndoles cambiar su forma de pensar) y actuó con gestos que todos podían asumir, abriendo cauces personales de solidaridad entre excluidos y necesitados, como sanador y exorcista (especializado en expulsar demonios) y, sobre todo, como amigo de los pobres. Acogió (perdonó) a los excluidos, y compartió la comida a campo abierto con aquellos que venían a su lado, buscando salud, compañía o esperanza, cuidando de un modo especial a los niños, enfermos y expulsados de la sociedad.

No fue un soñador ingenuo, ajeno a la sociedad (un simple contra-cultural), pero tampoco un hombre del orden social o religioso, como los políticos romanos o los sacerdotes de Jerusalén. Pudieron compararle con los fariseos, que estaban iniciando un camino de reconstrucción del judaísmo, en línea familiar y nacional, pero sin dar primacía a la ley y a las normas nacionales de pureza; de esa forma puso el servicio a los pobres por encima de las normas nacionales, de manera que su movimiento pudo abrirse luego a todos los pueblos. Fue profeta y carismático, al margen de la buena sociedad, para crear de esa manera un nuevo centro humano, promoviendo la convivencia directa entre hombres, la comunicación gratuita con Dios y entre los hombres.

2. Le condenaron los sacerdotes, amenazados por su propuesta, en Jerusalén, donde subió a presentarla. Antes había ofrecido su mensaje y solidaridad en las calles y pueblos de Galilea, con varones y mujeres, enfermos y sanos, adultos y niños. No fue a las ciudades (Séforis, Tiberíades, Tiro, Gerasa), probablemente porque no aceptaba aquellas estructuras urbanas, dominadas por una organización clasista, bajo la dominación de Roma. Quiso ser universal desde las zonas campesinas donde habitaban los humildes, excluidos de la sociedad de consumo. De esa forma volvió a los orígenes de la vida, de manera que en su mensaje podían caber (desde Israel) todos, por encima de las leyes de separación nacional, social o religiosa de la cultura dominante..

‒ Los primeros destinatarios de su proyecto eran pobres, publicanos y prostitutas, hambrientos y enfermos, expulsados del sistema. Para ellos vivió, desde ellos quiso iniciar su movimiento, del que dependen todas las iglesias posteriores. Pero tenía simpatizantes y amigos, de la sociedad establecida, a quienes pidió que se dejaran “curar” por los pobres, poniéndose al servicio de la comunión del Reino.

‒ Se rodeó de seguidores y amigos, algunos de los cuales dejaban casas y posesiones para acompañarle, y con ellos caminaba, iniciando un movimiento de Reino. En esa línea, convocó a los Doce a quienes instituyó como representantes y mensajeros del nuevo Israel (las doce tribus), y así les mandó predicar el mensaje, sin autoridad administrativa o sacral (no eran sacerdotes ni escribas), con la autoridad de la vida.

Así inicio un movimiento que desde Israel (Doce tribus) debía abrirse luego a los pobres del entorno y después de todo el mundo. Por eso, en el comienzo de su iglesia o comunidad mesiánica están los enfermos y necesitados a cuyo servicio debían ponerse los Doce y los restantes seguidores. No aportó una filosofía orgánica, ni una fórmula de integración forzada, un programa económico o político, militar o religioso que dividiera a las personas en grupos y estamentos de poder, sino que fue simplemente un hombre (hijo de hombre), amigo de todos, desde los más pobres, y asísubió a Jerusalén, ciudad del templo (cf. Mt 5, 35), para culminar su mensaje y presentar su causa ante el Gran Sanedrín, integrado por ancianos-senadores y escribas.

Vino sin poderes exteriores, pero los sacerdotes, que habían secuestrado al Dios del Templo, temieron y le acusaron a Pilatos, Gobernador de Roma, quien también le vio de alguna forma como sedicioso. Murió por el delito que haber anunciado (preparado) un Reino universal, que resultaba peligroso para el Imperio y Templo. Los Doce y otros le habían acompañado hasta Jerusalén..., pero al final le abandonaron. Uno de ellos le traicionó y los restantes (incluso Pedro) se desconcertaron, temieron y huyeron.

3. Iglesia, comunidad de creyentes. Jesús murió fracasado, pero su fracaso mostró que era verdad lo anunciado: su experiencia de Dios, su esperanza de Reino (humanidad), curación y reconciliación universal. Murió, pero algunos de sus seguidores, mujeres y varones, le descubrieron vivo (resucitado) y re-iniciaron su proyecto.

No trazaron un único camino, sino varios. No estaban preparados (pensaban que el Reino iba a llegar y lo resolvería todo), ni ellos sabían cómo debería organizarse el movimiento, pero lo hicieron, pues el recuerdo de Jesús y el impulso de espíritu, con la certeza de que había culminado su obra en Dios les fortalecieron. De varias maneras (Pedro, los doce, mujeres, parientes) retomaron la obra de Jesús y empezaron a expandirla. No sabían al principio cómo, ni fijaron un Congreso Instituyente para definir sus estructuras; pero el carisma y libertad de Jesús les fue guiando para crear grupos de amigos y seguidores, vinculados por el recuerdo y presencia de Jesús, iglesias fuertes en libertad mesiánica (misionera, creadora), pero muy libres, capaces de adaptarse a las diversas instituciones económicas o administrativas, sacrales o legales.

Los cristianos no tuvieron ministerios iguales en todos los lugares, sino que actuaban de modos distintos, según los grupos y las circunstancias. No recrearon el sacerdocio de templo, pues todos se sentían sacerdotes, sin necesidad de templo como Jerusalén. Les importaba más el mensaje que la organización, el carisma que la estructura, la misión que el recuento de misionados. Por eso hubo formas distintas de vivir y expresar la autoridad cristiana. Sólo más tarde, cuando estuvieron bien establecidos, tendieron a unificar sus ministerios.

Hubo además varios grupos de cristianos, hebreos y helenistas, en Jerusalén, en Galilea y la diáspora, como ríos que uniéndose formaron la Gran Iglesia, pero sin dominar unos sobre otros. Por eso, el principio no hubo uniformidad, sino diversos grupos, semi-independientes, varias formas de entender la unidad y ministerios, según las circunstancias, desde el mismo Cristo.

La iglesia de Jerusalén se mantuvo por un tiempo fiel al templo, pero otros cristianos como Esteban vieron que el mensaje y vida de Jesús significaba el fin del templo, y así lo vieron al fin todos, sin necesidad de crear una casta o grupo sacerdotal, pues sus gestos o ritos (bautismo, perdón, eucaristía) pertenecían a todos los creyentes.

4. Un cuerpo mesiánico, varios ministerios. En ese contexto se sitúan los diversos ministerios, de tipo laical, no sacerdotal, como sabemos por Pablo, que escribe sus cartas hacia el 50 d.C. El Nuevo Testamento (completado hacia el 150 d.C.) no conoce una tabla fija de ministerios ordenados, que surgirán más tarde, a finales del II d.C., distinguiendo obispos, presbíteros y diáconos, que al principio eran ministerios laicales (del pueblo), no sacerdotales (de una élite), siempre al servicio del cuerpo de la Iglesia:

Hay diversidad de carismas, pero el Espíritu es el mismo; diversidad de servicios (diaconías), pero el Señor es el mismo; diversidad de operaciones, pero Dios es el mismo, el que obra todo en todos (1 Cor 12, 4-6).

Eran ministerios laicales, no grados de un nuevo sacerdocio, eran propios de todos los cristianos, entendidos como templo de Dios. Lo primero fue por tanto el “cuerpo” mesiánico, animado por el Espíritu, la comunión de los creyentes, que son en Cristo sacerdotes de una nueva alianza (cf. Hebreos, 1 Pedro y Apocalipsis). Al servicio y para despliegue de ese cuerpo surgieron por tanto ministerios de apóstoles, profetas y maestros, servidores de diverso tipo, subordinados al amor y perdón mutuo (cf. 1 Cor 13; Mt 18).

La iglesia es por tanto un cuerpo centrado en la comunión de todos, no una jerarquía (unos arriba, otros abajo), en reciprocidad, partiendo de los inferiores y menos honrados que, como sabe la tradición, son los más importantes (Mc 9, 33-37; 10, 35-45; 1 Cor 12, 12-26). Un tipo de ley eleva a quienes pueden realizar obras más altas, fundando así una sociedad piramidal. En contra de eso, la comunión cristiana se expresa en claves de comunión de todos, y el primer puesto lo tienen los pobres y excluidos (pecadores). Los ministerios no sirven para repartir funciones y méritos entre los más capaces, sino para anunciar y expresar la salvación de Dios a todos por el Cristo.


X. Pikaza (Religión digital)








martes, 23 de agosto de 2016

JÓVENES REFLEXIONAN SOBRE ESTUDIOS INTERRELIGIOSOS

Diecisiete estudiantes completaron un Certificado de Estudios Avanzados en Estudios Interreligiosos en agosto en el Instituto Ecuménico de Bossey. El curso de seis semanas, acreditado por la Universidad de Ginebra, se divide en partes iguales entre el aprendizaje a distancia y una experiencia residencial.


Los jóvenes a reflexionar sobre los estudios interreligiosos

Los estudiantes, edades 20-35, incluidos seis cristianos, Judios cinco y seis musulmanes. Nueve eran mujeres y ocho hombres.

Reflexiones de algunos de los estudiantes muestran el poder de mezclar culturas, comunidades y tradiciones de fe en un entorno propicio para la interacción honesta.

Elliot Steinberg, que es judío, es desde el Reino Unido, y sirve como un oficial de programas para el Consejo de los cristianos y los Judios en Londres. Él asistió al curso porque "pensó que sería interesante conocer a personas de otras culturas y comunidades ... ha sido muy poderosa, mucho más de lo que esperaba que fuera."

Añadió que ahora sería capaz de aplicar una buena parte de lo que había aprendido su a su trabajo actual.

Antony Abi Awad, un cristiano católico del Líbano, es el voluntariado en organizaciones benéficas cristianos en el Líbano, y espera poder empezar a entrenar pronto como sacerdote católico."Tenemos una enorme diversidad de las religiones en el Líbano, pero el trabajo que se ha hecho en la creación de una base común y la interacción entre las diferentes religiones es limitada." Se observó que había aprendido mucho no sólo sobre las otras dos religiones, sino también los diferentes denominaciones dentro del cristianismo. Dijo que sabía que ahora sería capaz de ayudar a crear más puntos en común y se extienden los límites de dichas interacciones.

Sajida Mohammed, un musulmán de Nigeria y el Reino Unido, asistió al curso de "pura interés", sobre todo porque las religiones abrahámicas habían sido su área de estudio como estudiante.Después de haber asistido al curso, sin embargo, ahora sentía que podía continuar el diálogo interreligioso como una carrera.

Los tres estudiantes dijeron que habían aprendido cada religión tenía un enfoque sorprendentemente similar a muchas cuestiones - incluso un gran parecido - no menos importante sobre la migración y la apatridia. Las tres religiones instan a sus seguidores no dejar de lado los extraños. Este enfoque - de la igualdad, no la alteridad, de la unidad, no la separación - se replicó por los propios estudiantes en el curso. Los tres hablaron de lo bien que todos los estudiantes se había llevado bien con los demás - y cuánto esto en sí mismo les había enseñado.

Mohammed también dijo que se encontró con las interacciones personales a la vez muy gratificante y estimulante. "No hubo argumentos", dijo. "Fue más y todo porque estamos aquí con una buena opinión de sí. Basado en el debate" Del mismo modo, Steinberg hizo el punto "la importancia de las interacciones personales habían sido ... conocerlos, conectándose y es de esperar permanecer conectados con ellos . Eso era lo más poderoso ".

Para Mahoma y Awad, el elemento más poderoso del curso fue el más inesperado. Así se indicó en la sección práctica del curso. Como parte del curso, todos los estudiantes participaron en visitas de estudio a la iglesia, mezquita y sinagoga. Fueron estas experiencias religiosas que se movían y les sorprendió más. Mohammed encontró el servicio de Shabat "muy potente".

En una tarde soleada, caliente en el recinto del siglo 18 Château de Bossey, 17 jóvenes de todo el mundo se reunieron para su ceremonia de graduación en el Certificado de Estudios Avanzados en Estudios Interreligiosos del Instituto Ecuménico de Bossey.


Los estudiantes celebran su graduación

La ceremonia fue la culminación de un curso de seis semanas de duración dirigido a un público internacional de jóvenes de las tres llamadas religiones abrahámicas. Los estudiantes son bien interesa o que ya participan en el diálogo interreligioso. Significativamente, este fue el primer año que el curso ha sido acreditado por la Universidad de Ginebra en el marco del Programa de Educación Superior Suizo de Educación Continua. El curso, que evolucionó a lo largo de los años como "Construir una comunidad interreligiosa", se organiza en estrecha colaboración con el Consejo Mundial de Iglesias programa sobre el diálogo entre religiones y los musulmanes con sede en Ginebra y sus socios judíos, Fondation de l'Entre-connaissance y Fondation Racines et fuentes.

Los estudiantes completaron un curso básico sobre el judaísmo, el cristianismo y el Islam, con un enfoque particular de este año sobre el tema de la migración. También asistieron a talleres interreligioso, que utilizan ejercicios prácticos de compartir espiritual y el razonamiento de las Escrituras. Los alumnos también disfrutaron de las visitas de estudio interreligiosas que ofrecían una visión general sobre la forma de la práctica, la organización o la vida espiritual de la obra de las tres grandes religiones.

Rev. P. Dr. Lawrence Iwuamadi, vicedecano del Instituto Ecuménico, elogió la dedicación y la apertura de los estudiantes. Otras observaciones fueron dadas por el Dr. Odair Pedroso Mateus, profesor de teología ecuménica; Dr. Clare Amos, Consejo Mundial de Iglesias encargada del programa para el Diálogo Interreligioso y Cooperación; y por el jeque Hafid Ouardiri, director de la Fundación Inter-Saber. Todos hablaron del compromiso de los estudiantes y expresaron su agradecimiento por las contribuciones que habían hecho y lo hará como resultado de asistir al curso.

Los estudiantes contribuyeron con un representante de cada una de las tres religiones que leen un mensaje conjunto el grupo había escrito titulado "Personas y Fe en Movimiento". El mensaje se centró en los vínculos vitales para la comprensión y el amor por las tres religiones.

Janne Hauger de Noruega habló en nombre de todos los estudiantes y agradeció al personal por su generoso apoyo y ayuda, citando el "ambiente increíble" del Instituto Ecuménico. Dijo que el curso había sido "más allá de las expectativas de los estudiantes" y que el aprendizaje no podría haber tenido lugar sin el trabajo duro de todos, los estudiantes y el personal por igual. Describió la diversión que los estudiantes tenían, que incluía "empapando por el famoso Chorro de agua y el baile de Ginebra en las pausas de café." Presentó una tarjeta grande y la imagen creada por los estudiantes para Iwuamadi y Amos, que incluía un dibujo del árbol de la paz y los mensajes de todos los estudiantes. Esto fue seguido por el don más terrenal de una caja de bombones.Hauger concluyó diciendo que como "pacificadores, agentes de cambio y constructores de puentes, somos lo que somos gracias a lo que todos somos."

En sus palabras a los estudiantes, el Dr. Martin Robra, encargado del programa de Formación Continua ecuménica en el CMI, habló sobre el tema principal que se enfrenta a todos los que deseen comprender otras religiones: el de la diversidad. Señaló que si "vamos a descubrir cosas que no sabíamos, hay que partir de centrado nosotros mismos." Se refirió, además, que a "abrazar la diversidad y no tener miedo de que" había que desarrollar la capacidad de escuchar y recibir tanto. Hizo el punto fascinante que a veces es más difícil recibir que dar, "porque hay que ser menos potente. Haciéndonos abierta por el otro, haciéndonos vulnerables es difícil ".

FUENTE
 Consejo Mundial de Iglesias
http://www.oikoumene.org/





lunes, 22 de agosto de 2016

44 CONGRESO DE LA ASOCIACIÓN ECUMÉNICA INTERNATIONAL

44 Congreso de la Asociación Ecuménica International 
"Descubriendo juntos el Evangelio, el verdadero tesoro de la(s) Iglesia(s)" 
1517/2017
 

Asamblea Ecuménica 
Wittenberg, Alemania 
21 a 28 de agosto 2017

Sobre el tema

Un siglo después de Juan Hus ─objeto de trabajo del Congreso de la IEF en Praga en 2015─, en 1517, Martín Lutero publicó sus 95 tesis impulsando con fuerza la renovación de la Iglesia, tanto en su cabeza como en sus miembros. 500 años después, en este Congreso Ecuménico de Wittenberg, queremos redescubrir juntos el Evangelio, que, en el tiempo de la Reforma, se convirtió en la señal universal para la "libertad de un cristiano". Ponentes de reconocido prestigio desarrollarán diferentes aspectos del tema: su trascendencia reformadora, teológica, ecuménica, ética y práctica. Conversaciones sobre la Biblia, talleres, celebraciones litúrgicas de las diversas confesiones, espectáculos musicales al aire libre harán que hablemos del Evangelio en la comunidad ecuménica, porque "500 años de división en la Iglesia son suficientes". Será una fiesta de encuentro con cristianos de otros países, otras Iglesias, otras iniciativas y culturas. El punto culminante del Congreso será la celebración comunitaria de la "Liturgia de Lima" el domingo 27 de agosto de 2017 a las 10:00 horas en la iglesia de santa María, en Wittenberg. 


Sobre el lugar, Wittenberg 

Durante 34 años ─desde 1512 hasta su muerte, 1546─, Lutero ejerció su actividad en Wittenberg como predicador, profesor y reformador, con lo que imprimió su sello en la ciudad, que lo ha seguido conservando hasta el día de hoy. Un encuentro directo lo proporcionan los lugares importantes de la época de la Reforma: la casa de Lutero, la de Melanchthon, los patios de Cranach, la Universidad Leucorea, el castillo con su famosa iglesia, y el punto central: la iglesia de santa María, por no citar más que lo más importante que hay que ver. 

Durante la semana del Congreso, se ofrecerán visitas guiadas por la ciudad en diferentes idiomas. Una tarde se visitará Torgau, la ciudad de Katharina von Bora, y residencia del príncipe elector, y el mundialmente famoso parque de Wörlitz. Antes del Congreso, se puede participar en una peregrinación a Wittenberg y, después del Congreso, en una visita detallada a Torgau y alrededores.



Temas de cada día: 

Lunes 21: Buscar el tesoro 

Martes 22: Reforma y justificación 

Miércoles 23: Dios y los ídolos 

Jueves 24: De la separación a la comunión eclesial 

Viernes 25: La justicia de Dios y la injusticia en la Tierra 

Sábado 26: Compartir nuestros tesoros 

Domingo 27: Celebrar juntos que somos comunidad 

Lunes 28: Un nuevo camino... 

Actividades: 
  • Oración de la mañana, con música 
  • Conferencias públicas y diálogos 
  • Diálogo en grupos sobre el tema del día
  • Talleres sobre diversos temas en distintos idiomas
  • Visitas a los lugares de la Reforma
  • Celebraciones litúrgicas diarias en las iglesias de Wittenberg (a las 18'00 horas) 
Actos especiales a última hora de la tarde: 
  • Gospel
  • Oración de Taizé
  • Folclore
  • Camino de peregrinación
  • Excursiones a Torgau, Halle/Saale y al parque de Wörlitz 
Informaciones Prácticas 

Lugares de los actos del Congreso: 

La Iglesia de Todos los Santos (iglesia del castillo) y la de Santa María, la nueva sala de conferencias, la Leucorea y otros sitios de la Reforma están en el centro de la ciudad de Wittenberg, y a ellos se llega a pie en pocos minutos. 

Alojamiento: 

Se ofrecen diversos tipos (desde sencillo a confortable), según lo que interese a cada uno, y precios atractivos (de 300 a 500 € más o menos). Los participantes pueden alojarse en el confortable Hotel Luther, en el espacioso y moderno Albergue Juvenil, así como en diversas casas más pequeñas. 

Cómo llegar 

A Wittenberg se accede fácilmente: 
- en tren, p. ej. desde Berlín, Halle (Saale), Leipzig, Magdeburgo 
- en coche por la A9 / E51 
- en avión desde el aeropuerto de Berlín o de Halle-Leipzig 


Para pedir información a la secretaria de la IEF en España: 

Andrés Valencia Pérez 
699886637 

Inmaculada González 


Colaboradores:

Hasta ahora, han colaborado con nosotros en la preparación del Congreso: 
• Grupo de trabajo de Iglesias Cristianas (ACK), Sajonia-Anhalt 
• Grupo de Acción (AKH), de Halle 
• Grupo ecuménico de Altenberg 
• Asociación anglicano-luterana (ALS) 
• Grupos de trabajo ecuménico en Alemania (AÖK) 
• Academia Evangélica de Sajonia-Anhalt 
• Fraternidad Evangélica de San Miguel (EMB) 
• Movimiento popular eclesial: "Nosotros somos Iglesia" 
• Federación Luterana Mundial, Comité nacional de Alemania 
• Red de familias de diversa confesión 
• Ecumenismo 2017 
• "Philoxenia", amigos cristianos ortodoxos, católicos y evangélicos 
• Prepositura de Wittenberg, ciudad de Lutero 
• Fundación Ecumenismo, Stuttgart 
• Tesis 62, lugar del encuentro en Wittenberg 
• Movimiento Una Sancta 

Se desean más colaboradores 

Coordinador y director del grupo organizador Wittenberg 2017: 
Párroco Dr. Hans-Georg Link, 
Heumarer Straße 7b, 51 145 Köln 
Tel./Fax: 02203 – 91 68 53; 
E-Mail: hglink@web.de
Más información: www.ief-Deutschland.com




domingo, 21 de agosto de 2016

NUNCA CANSARSE DE SER TESTIMONIOS DEL DIÁLOGO

Meeting de Rimini, Francisco: ‘Nunca cansarse de ser testimonios del diálogo

En el Meeting de Rimini, organizado por Comunión y Liberación, participan varios cientos de miles de personas


La 37° edición del ‘Meeting para la amistad entre los pueblos’ se ha abierto hoy en la ciudad italiana de Rimini, con el tema: ‘Tú eres un bien para mi’. Un evento organizado cada año por el movimiento Comunión y Liberación, en el que participan varios cientos de miles de personas y que este año fue inaugurado por el presidente italiano, Sergio Matarella.

El papa Francisco con motivo del Meeting, envió a través de su secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, un mensaje al obispo de Rímini, Mons. Lambiasi.

En el mismo comenta el título de la actual edición: ‘Tu eres siempre un bien para mi’ y lo define “valiente”, porque “es necesario tener coraje para afirmar esto, cuando tantos aspectos de la realidad que nos rodean nos indican lo opuesto”. Porque cuando uno cede a la tentación de “cerrarse en el horizonte pequeño de los propios intereses” los otros se vuelven superfluos “o peor aún, un fastidio, un obstáculo”.

Y recuerda que “desde niños descubrimos la belleza que existe en la relación entre los seres humanos” aprendiendo a respetarlos como hermanos “porque hijos comunes del Padre que está en los cielos”, lo contrario del individualismo, que debilita la capacidad de convivir con los otros.

Denuncia así que delante de las amenazas a la paz y la seguridad de los pueblos, “es una inseguridad existencial la que nos hace tener miedo de los otros”, como delante del cambio de época en la que se vive.

Propone por lo tanto el ejemplo de Jesús, que se refleja en la parábola del hijo pródigo, del publicano Zaqueo y del buen ladrón en la cruz, quienes fueron mirados por Jesús como necesitados del abrazo que salva.

“Hay una palabra que no debemos nunca cansarnos de repetir y sobre todo de dar testimonio: diálogo”, señala el mensaje, porque “abrirnos a los otros nunca empobrece nuestra mirada, pero nos enriquece” también cuando dicen cosas que no compartimos. Porque el desafío “de un verdadero encuentro implica claridad sobre la propia identidad”.

La misiva concluye indicando que “con estos sentimientos, Su Santidad invoca para su excelencia, los organizadores, los participantes y los numerosos voluntarios del Meeting para la Amistad entre los Pueblos, la luz del Espíritu Santo, para que tengan una fecunda experiencia de fe y de comunión fraterna, y mientras pide que recen por él, con placer les envía su bendición apostólica”.

FUENTE:
www.zenit.org