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domingo, 7 de mayo de 2017

EL PAPA Y EL PRESIDENTE DE EGIPTO

Entrañable foto del Presidente de Egipto y del Papa Francisco en el momento de la bienvenida

El Papa y el Presidente de Egipto 

por Pedro Langa Aguilar

El reciente viaje del papa Francisco a El Cairo tuvo como cuádruple objetivo a Egipto, el mundo musulmán de Al-Azhar, la Iglesia copta ortodoxa y la católica, allí representada principalmente por la copta católica. Francisco avanzó en el vuelo de ida que pretendía «un viaje de unidad y fraternidad». Duró menos de dos días, pero muy intensos. Aquí me ceñiré a lo civil, tantas veces, como es el caso, en estrechísima relación con lo religioso. 

Sabido es que, al visitar un país, el Papa es consciente de ser, también él, jefe de un Estado: el de la Ciudad del Vaticano, que no la Santa Sede, ojo. De ahí que, al descender del avión, lo primero que le espere sean las autoridades civiles, luego las religiosas, himnos y saludo a las principales personalidades de la nación. Ello explica que el Papa no emprenda un viaje sin antes haber recibido la invitación oficial del primer mandatario del país a visitar. Y de ahí también que lo acompañe siempre el cardenal secretario de Estado.

Sabe el Papa muy bien que esta es asignatura de un protocolo irrenunciable, so pena de no sacar de casa las maletas. Sabe asimismo que su principal condición es la de Sucesor de Pedro y jefe de una Iglesia, en este caso la más grande de todas, la católica. Sus viajes por eso son, ante todo, pastorales. Lo cual conlleva, claro es, que, con independencia de hacerlo las autoridades civiles, le invite también la Conferencia episcopal. Esta vez, en fin, lo fue por los cuatro líderes involucrados en el viaje, aunque yo me atendré aquí sólo al Presidente de la República Árabe de Egipto. 

El Papa y el Presidente de Egipto, escuchando los himnos
1. El Rais Abdel-Fattah Al-Sisi. - Recibió a Francisco en el palacio Qars al-Orouba, distante unos 9 km del aeropuerto, en el barrio de Heliópolis. Utilizado en las guerras mundiales como hospital y posteriormente también como hotel, hoy es uno de los tres palacios presidenciales de Egipto.

Al-Sisi, militar de 62 años, salió, según el protocolo, al encuentro de Francisco. Siguieron la conversación privada y el intercambio de dones. Francisco regaló al Presidente una medalla que representa la fuga de la Sagrada Familia a Egipto. En el fondo se ven elementos característicos del país: palmas, pirámides y sobre el lado derecho El Nilo. La obra de Daniela Longo se inspira en una ícono copto.

Se dice de Al-Sisi, por otra parte, que trató desde el principio de cooptar en sus planes políticos a la Universidad sunita de Al-Azhar y al Patriarcado copto ortodoxo. En julio de 2013, cuando los militares y las multitudinarias manifestaciones en las calles determinaron la destitución del presidente Mohamen Mursi y el fin traumático del gobierno hegemonizado por la Hermandad Musulmana (que había llegado al poder ganando las elecciones), el apoyo del Gran Imán de Al-Azhar y del Patriarca copto Tawadros II a la operación fue presentado al pueblo egipcio como una garantía. 

Al-Sisi no cesa de insistir desde entonces ante Al-Azhar, principal centro académico y teológico del islam sunita, en que se comprometa a «renovar el discurso religioso», declarándose opuesto a los delirios yihadistas. La cúpula al-azhariana declara en iniciativas y pronunciamientos oficiales su sintonía con los deseos del Rais, a quien esto le parece poco. Sin embargo, en el declarado «frente común» en contra de las corrientes de pensamiento «takfiristas» y «yihadistas», no faltan tensiones, ambigüedades y claroscuros con Al-Azhar. 

Dichas relaciones dialécticas surgieron claramente a principios de 2015, con el discurso que el Presidente dirigió a los estudiosos y líderes religiosos de la prestigiosa institución sunita, reunidos con funcionarios del Ministerio de Asuntos Religiosos. En esa ocasión, Al-Sisi invitó a los líderes religiosos del islam a «salir de sí mismos y emprender una “Revolución religiosa”» para arrancar el fanatismo y reemplazarlo con una «visión más iluminada del mundo». De lo contrario, tendrían que asumir «ante Dios» la responsabilidad por haber llevado a la comunidad islámica a la ruina. 

Con acentos de líder religioso, el Rais criticó el «pensamiento erróneo» degenerado en la perversión yihadista, hecho de un conjunto de ideas y textos que «nosotros hemos desacralizado durante los últimos años» y que «conduce a toda la comunidad islámica a enemistarse con el mundo entero. «¿Cómo es posible —enfatizó— que mil seiscientos millones de personas puedan pensar que podrán vivir solamente si eliminan al resto de los 7 mil millones de habitantes del mundo? ¡Es una locura!». Desde entonces, una serie de medidas concretas han dado la impresión de ser producto de las «sugerencias» del Presidente: en marzo de 2015, el Ministerio de los Awqaf (encargado de las mezquitas y comunidades religiosas») cumplió un proyecto de revisión general de los programas de enseñanza que habrían debido utilizarse progresivamente en todos los niveles de la educación escolar egipcia. Al-Sisi, no obstante, manifestó públicamente su impaciencia por los pocos efectos obtenidos con su resolutivo empeño. 

Las últimas fricciones se dieron a finales de enero en torno al divorcio musulmán: Al-Sisi pidió a la cúpula de Al-Azhar que contrarrestara la práctica del «divorcio de palabra» islámico, que permite a los hombres romper el vínculo matrimonial con una simple declaración vocal. Manejó los datos del Instituto de estadística nacional, según el cual alrededor del 40% de los 900 mil matrimonios registrados cada año en Egipto acaban en divorcio antes de cumplirse los primeros cinco años. Pero, mira tú por dónde, el Consejo de los Ancianos de Al-Azhar rechazó oficialmente los tonos alarmistas del Presidente, confirmando que la práctica del «divorcio de palabra» satisface las condiciones de la ley islámica, y recordó que se practica desde la época del profeta Mahoma. Y aquí entra en escena el Gran Imán.

2. Al-Sisi y el Gran Imán al Tayyib. «Cada vez que me encuentro con el Gran Imán al Tayyib [se cuenta del Rais], le digo: “Me estás torturando, y me quejaré ante Dios”». Lo dice a menudo públicamente, en broma o de veras, pero lo dice. Y es que la personalidad coriácea y nada manipulable de al Tayyib no se deja presionar por el poder político, como sucede en otros países árabes con los líderes religiosos musulmanes «alineados» con los aparatos. Al Tayyib no duda en condenar sin medias tintas las redes del terror yihadista y rechaza con fuerza la propaganda anti-musulmana del terrorismo yihadista para estigmatizar al islam. 

Hablando a finales de febrero en Al-Azhar sobre la «Libertad y ciudadanía, diversidad e integración», al Tayyib recordó que la conexión entre la religión y la violencia no caracteriza solo la historia del islam. También el «hebraísmo y el cristianismo tienen una historia de violencia». En algunas discutibles apologías de la civilización islámica, el Gran Imán hasta llegó a sugerir conexiones objetivas entre el cristianismo y las guerras que han caracterizado la historia del Occidente, y también asoció las Iglesias con fenómenos que considera como síntoma de la «decadencia» occidental. «Desgraciadamente», declaró en febrero de 2016 en un encuentro inter-islámico en la Universidad islámica indonesia de Syarif Hidayatullah, «algunos jefes de Iglesias en los Estados Unidos aceptan matrimonios homosexuales. Me pregunto qué ha quedado de la Biblia en estas Iglesias». 

Antes de las llamadas «Primaveras árabes», y antes de convertirse en Gran Imán, al Tayyib sostenía la necesidad de distinguir entre terroristas que matan inocentes y autores de atentados contra las fuerzas militares de ocupación. En diciembre de 2014, él mismo declaró que el fanatismo «tarkfisista», que fomenta el terrorismo con los versículos de El Corán y afirma que son apóstatas cuantos musulmanes no comparten su punto de vista (legitimando incluso su eliminación física), representa una «perversión de la religión islámica». 

Intelectuales y políticos egipcios dirigen contra Al-Azhar acusaciones periódicas de colateralismo con corrientes islamistas salafitas, vistas potencialmente cercanas a las aberrantes ideologías adoptadas por el terrorismo yihadista, y critican los programas curriculares de sus cursos de enseñanza. Pero tampoco faltan observadores sosteniendo que las posiciones y las doctrinas ultrancistas en Al-Azhar pertenecen a figuras de segundo nivel, y describen a al Tayyib como un estudioso abierto y franco.

El Papa recibió al Reis en el Vaticano (noviembre de 2016)

3. El Rais y los coptos ortodoxos. – Al-Sisi es el primer presidente egipcio que ha participado físicamente en las solemnidades litúrgicas coptas. Su idea nacional considera el elemento copto esencial y no marginal de la identidad nacional egipcia. En julio de 2016 anunció que quería aumentar las penas para los que fomentan desórdenes y violencia de matiz sectario. El 30 de agosto de 2016, el Parlamento egipcio votó la nueva ley sobre la construcción de las iglesias, cancelando los límites y obstáculos burocráticos que desde hacía décadas condicionaban la vida ordinaria de las comunidades cristianas egipcias. 

En el clima de emergencia que ha vivido Egipto los últimos años, las relaciones de colaboración entre Papa Tawadros y Ahmed al Tayyib no son una mera concesión a las presiones de los líderes políticos. En los últimos años ha vuelto a la vida la «Casa de la familia egipcia», organismo de relación interreligiosa creado hace años por el Gran Imán de al Azhar y el Patriarca copto-ortodoxo como instrumento para prevenir y mitigar las contraposiciones sectarias en las ciudades y aldeas. En mayo de 2016, el Patriarcado copto-ortodoxo y Al-Azhar suscribieron un documento programático en el que se comprometen a combatir juntos cualquier forma de violencia y de abuso contra los menores, incluidas las mutilaciones genitales y el fenómeno (muy difundido) de los matrimonios precoces. 

Mientras tanto, sacerdotes e imanes organizan encuentros para renovar juntos el «discurso religioso», como ha pedido Al-Sisi. Estas ocasiones a veces están caracterizadas por el formalismo y tienen pocos efectos en la vida real de las comunidades, desde luego, sobre todo en la zonas en las que tienen mayor presencia los grupos islamistas radicales, pero merecen destacarse. 

4. Movimiento emergente de la «umma». - El papa Francisco ha viajado a El Cairo, ciudad hoy día de unos 20 millones de habitantes, mientras nacía una nueva «umma». En la historia esta palabra ha servido para indicar a la comunidad de fieles musulmanes. O sea, que tiene un sentido religioso, ya que viene a significar una «ecclesia» o comunidad universal religiosa. También se ha usado en sentido étnico: así, la «umma» árabe, esto es, la comunidad de todos los pueblos árabes. Estas dos acepciones de «umma», religiosa y étnica, han moldeado las dos principales corrientes políticas, a saber: el panislamismo y el panarabismo. En el documento final del reciente congreso de Al-Azhar, en el que participaron 200 huéspedes extranjeros, 60 de los cuales libaneses, se habló de otra «umma», una tercera, en cuya base no están ni la religión ni la etnia, sino la geografía -«umma» de la patria-, o sea la comunidad de quien vive en un territorio. 

El artículo 1º de la Declaración de Al-Azhar habla de «iguales derechos de musulmanes y cristianos en sus países, considerándolos una “umma/nación”». Y el objetivo del 6º es la promoción de un nueva sociedad «entre los ciudadanos de países árabes, musulmanes, cristianos o de otras religiones». Un contrato que se basa en el «recíproco reconocimiento, con base en la ciudadanía y en la libertad». He aquí, groso modo, la sociedad egipcia actual. 

Se explican, pues, las fuertes medidas de seguridad durante el viaje de Baba Francis (Papa Francisco, en árabe). Hasta 5.000 reservistas del Ejército fueron movilizados. Presente y futuro de Egipto pendían del éxito o fracaso del peregrinaje papal. Discurriendo sin algaradas ni atentados, el régimen saldría indudablemente reforzado: el mensaje de los medios sería esperanzador para el turismo mundial, en el que se asienta el grueso de su economía. Reactivado el turismo, la gente come y vive. Sin turismo, el país consigue a duras penas salir a flote. De fracasar, entonces ni lavado de cara para el régimen, ni pan para la gente, ni paz en la zona. 

De ahí las fuertes medidas de seguridad: hasta soldados y policías cada 30 metros hubo en el recorrido papal. Y los controles, tremendos por todas partes. Hasta nueve tuvo que pasar algún periodista para poder entrar en el palacio de Al-Azhar. 

El presidente Abdel Fattah al-Sisi escucha el discurso del papa Francisco 
(AFP/ Khaled Desouki)

5. Discurso del Papa: Tras el protocolario Al Salamò Alaikum (La paz esté con vosotros), Francisco agradeció al Presidente la bienvenida y gentil invitación a visitar el País. Recordó su visita al Vaticano en 2014, y las de Tawadros II en 2013, y el Gran Imán de Al-Azhar, Dr. Ahmad Al-Tayyib en 2016. 

Destacada la importancia egipcia para la historia de la humanidad y la Tradición de la Iglesia, subrayó luego la vinculación del País con la Sagrada Escritura, y sobre todo la hospitalidad a la Sagrada Familia, de donde derivó hacia la que sigue dispensando a millones de refugiados hoy, que proceden de diferentes países, como Sudán, Eritrea, Siria e Irak, refugiados a los que se busca integrar con encomiable tesón en la sociedad egipcia.

Tampoco silenció su rol insustituible en Oriente Medio y en el contexto de los países que buscan soluciones a esos problemas difíciles y complejos. «Me refiero –dijo- a la violencia ciega e inhumana causada por diferentes factores: el deseo obtuso de poder, el comercio de armas, los graves problemas sociales y el extremismo religioso que utiliza el Santo Nombre de Dios para cometer inauditas masacres e injusticias. Este destino y esta tarea de Egipto constituyen también el motivo que ha animado al pueblo a pedir un Egipto donde no falte a nadie el pan, la libertad y la justicia social, objetivo que se hará realidad si todos juntos tienen la voluntad de transformar las palabras en acciones, las valiosas aspiraciones en compromiso, las leyes escritas en leyes aplicadas, valorizando la genialidad innata de este pueblo».

Como tarea particular de Egipto el Papa señaló reforzar y consolidar también la paz regional. «Pienso –agregó-- en todas las personas que, en los últimos años, han entregado la vida para proteger su patria […] en las matanzas y en las amenazas que han provocado un éxodo de cristianos desde el Sinaí septentrional […], en los que han sido golpeados por los atentados en las iglesias coptas, tanto en diciembre pasado como más recientemente en Tanta y en Alejandría. A sus familias y a todo Egipto dirijo mi sentido pésame y mi oración al Señor para que los heridos se restablezcan con rapidez». 

Reconocida la importancia de los numerosos proyectos nacionales e iniciativas a favor de la paz dentro y fuera, con vistas a ese ansiado desarrollo, en paz y prosperidad, que el pueblo anhela y merece, «el desarrollo, la prosperidad y la paz –añadió citando la Constitución Egipcia-- son bienes irrenunciables por los que vale la pena cualquier sacrificio. Son también metas que requieren trabajo serio, compromiso seguro, metodología adecuada y, sobre todo, respeto incondicionado a los derechos inalienables del hombre. Objetivos que exigen prestar una atención especial al rol de la mujer, de los jóvenes, de los más pobres y de los enfermos […] De hecho, la grandeza de cualquier nación se revela en el cuidado con que atiende a los más débiles de la sociedad: las mujeres, los niños, los ancianos, los enfermos, los discapacitados, las minorías, para que nadie, ni ningún grupo social, quede excluido o marginado».

«No se puede construir la civilización –prosiguió luego axiomático-- sin rechazar toda clase de ideología del mal, de la violencia, así como cualquier interpretación extremista que pretenda anular al otro y eliminar las diferencias manipulando y profanando el Santo Nombre de Dios. Usted, Señor Presidente, -remachó con un guiño a su anfitrión- que ha hablado de esto con claridad muchas veces y en distintas ocasiones, merece ser escuchado y valorado».

El párrafo sobre Dios es admirable: «Todos tenemos el deber de enseñar a las nuevas generaciones que Dios, el Creador del cielo y de la tierra, no necesita ser protegido por los hombres, sino que es él quien protege a los hombres; él no quiere nunca la muerte de sus hijos, sino que vivan y sean felices; él no puede ni pide ni justifica la violencia, sino que la rechaza y la desaprueba (cf. Sal 11,5). El verdadero Dios llama al amor sin condiciones, al perdón gratuito, a la misericordia, al respeto absoluto a cada vida, a la fraternidad entre sus hijos, creyentes y no creyentes».

«Tenemos el deber de afirmar juntos –prosiguió pertrechado de sabiduría histórico-social-- que la historia no perdona a los que proclaman la justicia y, en cambio, practican la injusticia […] el deber de quitar la máscara a los vendedores de ilusiones sobre el más allá […] el deber de desmontar las ideas homicidas y las ideologías extremistas. Por contra, la historia honra a los constructores de paz, que luchan con valentía y sin violencia por un mundo mejor: «Dichosos los constructores de paz porque se llamarán hijos de Dios» (Mt 5,9)

Echando mano del Antiguo Testamento y de la Constitución Egipcia, prosiguió: «Egipto, que en tiempos de José salvó a otros pueblos del hambre (cf. Gn 47,57), está llamado también hoy a salvar a esta querida región del hambre de amor y de fraternidad; llamado a condenar y a derrotar todo tipo de violencia y de terrorismo; llamado a sembrar la semilla de la paz en todos los corazones hambrientos de convivencia pacífica, de trabajo digno, de educación humana […] llamado a testimoniar que “La fe es para Dios, la Patria es para todos”, como dice el lema de la Revolución del 23 de julio de 1952, demostrando que se puede creer y vivir en armonía con los demás, compartiendo con ellos los valores humanos fundamentales y respetando la libertad y la fe de todos. El rol especial de Egipto es necesario para afirmar que esta región, cuna de tres grandes religiones, puede -es más- debe salir de la larga noche de tribulaciones para volver a irradiar los supremos valores de la justicia y de la fraternidad, que son el fundamento sólido y la vía obligatoria para la paz. De las naciones que son grandes es justo esperar mucho».

No podía faltar el dato: «Este año se celebra el 70 aniversario de las relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y la República Árabe de Egipto, que es uno de los primeros países árabes que estableció dichas relaciones diplomáticas. Estas siempre se han caracterizado por la amistad, estima y colaboración recíproca. Deseo que esta visita ayude a consolidarlas y reforzarlas».

Tampoco podía omitirse un canto a la paz: «Don de Dios pero también trabajo del hombre. Bien que hay que construir y proteger, respetando el principio que afirma: la fuerza de la ley y no la ley de la fuerza. Paz para este amado País. Paz para toda esta región, de manera particular Palestina e Israel, Siria, Libia, Yemen, Irak, Sudán del Sur; paz para todos los hombres de buena voluntad».

Y por fin, el espaldarazo al ecumenismo del País: «Afectuoso saludo y paternal abrazo a todos los ciudadanos egipcios, y a los hermanos cristianos que viven en este País: a los coptos ortodoxos, los griegos bizantinos, los armenios ortodoxos, los protestantes y los católicos. San Marcos, el evangelizador de esta tierra, os proteja y os ayude a construir y a alcanzar la unidad, tan anhelada por Nuestro Señor (cf. Jn 17,20-23) […] Sois parte integral de este País y habéis desarrollado a lo largo de los siglos una especie de relación única, una particular simbiosis, que puede considerarse como un ejemplo para las demás naciones. Habéis demostrado, y lo seguís haciendo, que se puede vivir juntos, en el respeto recíproco y en la confrontación leal, descubriendo en la diferencia una fuente de riqueza y jamás una razón para el enfrentamiento […] Pido a Dios Todopoderoso y Uno que conceda a Egipto la paz y la prosperidad, el progreso y la justicia, y que bendiga a todos sus hijos».

Preguntado durante el vuelo de regreso a Roma por su encuentro con el Rais, señaló que «cuando se tiene un encuentro privado, privado queda, a no ser que decidan juntos hacerlo público. Cada gobierno tiene sus debilidades. Yo no me entrometo, hablo de los valores. Cada uno por su parte juzgue».

Es pronto para saber en qué va a quedar el futuro del país de los faraones y por donde soplará el viento de los dioses, ya que todavía queda camino por recorrer, pero está clara una cosa: que no va a quedar como estaba. Habrá un antes y un después en el Egipto visitado por el papa Francisco, cuyo «viaje de unidad y fraternidad» ha dejado tras de sí un suavísimo aroma de alegrías y parabienes. No hay que romper la baraja aunque no sepamos a qué carta quedarnos. Ni ellos ni nosotros somos de los nuestros, ya que los nuestros serán, de ahora en adelante, los que nos deparen los interminables éxodos bíblicos de la inmigración. Vienen pidiendo paso por el horizonte más pueblos y pueblos, y no dejarán de surgir nuevas abreviaturas y acrónimos. Por las siglas de las siglas. Amén.

Prof. Dr. Pedro Langa Aguilar, OSA
Teólogo y ecumenista



5 comentarios:

  1. Muchas gracias D. Pedro. Otro gran reportaje de lo mejor que se publica en esta pagina junto a la informacion de eventos y otros articulos interesantes.

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  2. Muy interesante y excelentemente explicado tio Pedro. Te admira muchísimo tu sobrina: Mamen

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  3. Muchas gracias Mamen por tu comentario, es un lujo tener por tío a Pedro Langa.
    Muchas gracias comentarista anónimo, intentamos ir mejorando cada día en la calidad de lo que publicamos.
    Para ambos nuestro afectuoso y fraternal saludo
    EQUIPO ECUMÉNICO SABIÑÁNIGO

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  4. ¿Por qué son siempre entre los hombres las cosas tan complicadas?
    Este hombre Francisco nos marca bien la senda ¿tan difícil es seguirla?
    Sigo como siempre con mucha atención todo lo que colgáis.
    Nacho

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  5. Muchas gracias Nacho por tu comentario y por tu fidelidad a nuestro blog.
    Un fraternal saludo
    EQUIPO ECUMÉNICO SABIÑÁNIGO

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