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viernes, 8 de abril de 2016

SEMANA MUNDIAL DE LA ARMONÍA INTERCONFESIONAL 2016

La Asamblea General de la ONU proclamó la «Semana Mundial de la Armonía Interconfesional entre todas las religiones, confesiones y creencias» en la Resolución 65/5 aprobada el 20 de octubre de 2010. En la resolución, se afirma que la comprensión mutua y el diálogo entre religiones constituyen dimensiones importantes de la cultura de paz.


En Madrid se ha celebrado con gran solemnidad. Publicamos hoy la crónica de la celebración, un trabajo de Inmaculada González, presidenta de la Asociación Ecuménica Internacional.

Semana Mundial de la Armonía Interconfesional 2016 



Con motivo de la Semana Mundial de la Armonía Interconfesional, Casa Turca y Arco Forum organizaron, el pasado mes de febrero, una serie de actividades culturales y artísticas en colaboración con la Junta Municipal de Tetuán, la diócesis de Getafe, el Centro de UNESCO Getafe-Madrid, el Centro Sefarad-Israel, el Foro Abraham, la Universidad Pontificia de Comillas, la Universidad de Castilla-La Mancha, la parroquia de San Germán de Constantinopla, la basílica de la Virgen Milagrosa, la Asociación Amistad y Encuentro Interreligioso (AAEI), la Comunidad Masorti Bet-El de Madrid, y la revista de pensamiento científico y espiritual “Cascada”. 

Entre las actividades artísticas, figuraba un Concierto de Tres Culturas, que tuvo lugar en Madrid, Getafe, Toledo, Murcia y Barcelona. El concierto quería ofrecer tres visiones diferentes de la música a través de las tres religiones monoteístas de la mano de los siguientes grupos: 

Grupos cristianos: Orquesta y Coro de Cámara VIAM VERITATIS y Coro "La Trova" 
Grupo musulmán: Hamza Castro & Derviches Giróvagos 
Grupo judío: Dúo Andrea Szamek y Scott Abraham Singer 

Hubo también una Jornada de estudio, reflexión y encuentro en torno al Proyecto interconfesional The House of One, Tres religiones bajo un mismo techo, que tuvo lugar en Madrid, en la Universidad Pontificia de Comillas. 

D. Julio L. Martínez, SJ, Rector de la Universidad Pontificia de Comillas ICAI-ICADE, inició el acto con unas palabras de bienvenida y de presentación de los ponentes de la mesa redonda. A continuación, dijo: “Hoy se espera de las religiones, con todo derecho, un mensaje de concordia y convivencia, y la manifestación de una voluntad común de ayudar a sus fieles a realizar la aspiración legítima de vivir en justicia y en paz. 

La primera afirmación que quiero hacerles, dijo, es que la violencia, cualquier tipo de violencia, está en contradicción con la naturaleza de Dios, la naturaleza del alma, y, por consiguiente, justificar el mal y la violencia invocando el nombre de Dios es una gravísima manipulación que forma parte, al menos en la teología cristiana, de los pecados que podemos considerar más graves que el ser humano puede cometer”. 

Las religiones pueden ofrecer preciosos recursos para construir una humanidad pacífica, y deben hacerlo, pues hablan de paz al corazón del hombre. Hemos de procurar, de modo muy especial, el diálogo interreligioso e intercultural entre cristianos, judíos y musulmanes, porque es una necesidad vital para el mundo y para Europa, en este momento que vivimos de encrucijada. Creo que, desde la fe cristiana, tenemos la obligación moral de hacer posible que los que gritan matando en nombre de Dios, bajo la forma que sea, se vean derrotados sin paliativos, y de apoyar a quienes, condenando esa violencia, reclaman respeto a las creencias religiosas, y, también, a las libertades de la sociedad. 

En este sentido, continuó, la figura del policía de París Ahmed Merabet, musulmán de religión, acribillado por balas terroristas yihadistas en acto de servicio, hace aproximadamente un año, es una de esas figuras que en este momento me gusta reivindicar. Es la hora de apostar, en Europa y en todo el mundo, por una cultura del diálogo y del encuentro; eso que el papa Francisco no se cansa de pedir cada vez que tiene oportunidad. 

Es un diálogo que no tiene que atenuar artificialmente las diferencias, sino que tiene que admitirlas donde existan, y enfrentarse a ellas paciente y responsablemente. Las prácticas de disimular las diferencias son una trampa, y privan al diálogo de su auténtico objetivo. Ahora bien, continuó, de la misma manera que he dicho que el disimulo no es la forma, también sabemos que la seriedad del diálogo prohíbe atenuar las convicciones profundas, y, al mismo tiempo, exige no absolutizar, por incomprensión e intransigencia, lo que es relativo. 

Creyentes y no creyentes hemos de estar dispuestos a abandonar estrecheces en nuestro modo de entender la verdad, para comprender mejor lo que es propio de cada uno, aprendiendo a comprender al otro, con la certeza de que estar ante la verdad es estar ante ella como aprendices, como peregrinos que la buscan por un camino que no termina nunca, sabiendo también que hay muchos caminos que nos conducen a ella. Esto requiere sobrepasar conceptos con los cuales se expresa la experiencia, para alcanzar, en la medida de lo posible, esa experiencia en la persona con la que nos encontramos o dialogamos. Este diálogo supone el encuentro con el otro, con la experiencia que él vive, y con su cosmovisión. 

Quiero terminar mis palabras, dijo, recordando a una de esas figuras que, al menos en el mundo católico, ha sido una persona muy importante para vivir estas cosas. Hoy cumplimos 25 años de la muerte del P. Arrupe, jesuita, superior general de la Compañía de Jesús entre los años 1965 y 1983. El P. Arrupe murió el 5 de febrero de 1991. Era un hombre que, por propia experiencia, había vivido, y entendía muy bien, existencialmente, qué era eso del diálogo entre personas de diferentes culturas y religiones. Se hizo jesuita cuando estudiaba medicina en Madrid. A los pocos años, en 1932, la Compañía de Jesús fue disuelta en España, y tuvo que irse a Bélgica y Holanda para seguir su formación. Después, marchó a EE. UU., y, en 1938, a Japón, donde vivió 27 años. Allí tuvo una experiencia de inculturación que marcó su vida, y que le capacitó para ser un gran apóstol y profeta del diálogo entre personas de distintas culturas y religiones. 

Una de las cosas que nos pedía, sobre todo a aquellos que estábamos en la educación universitaria, o en cualquier tipo de educación, es que consideráramos fundamental formar hombres y mujeres para los demás, y lo tuviéramos siempre en el punto de mira. Que no pensáramos solo en nosotros mismos, sino que tuviéramos esa capacidad de salir a las fronteras donde se dan los cruces decisivos de la humanidad. 

Finalmente, Julio L. Martínez agradeció al comité organizador de la Jornada que se hubiera contado con la Universidad. 

Doña Victoria Martín de la Torre, presidenta del Foro Abraham, agradeció la invitación a participar en esta Jornada, y manifestó que el proyecto que se iba a presentar, “The house of One”, encarna el diálogo tal como lo entiende el Foro Abraham, y lo explicó diciendo: En primer lugar, el proyecto “The house of One” agrupa a las tres religiones que se consideran hijas del padre Abraham, nuestro padre común, el cual nos ofrece a las tres una base común para el diálogo. En segundo lugar, este edificio trata de mantener la autenticidad de cada religión, al mismo tiempo que abre un espacio común para el encuentro y el diálogo. Este espacio que, quizás, nosotros vemos como el “patio de los gentiles” que había en el templo de Jerusalén, significa abrir un lugar para el encuentro entre personas de diferentes religiones, y también con personas que no tienen fe, que están buscando la verdad con rectitud de intención, y que desean entrar en este espacio que queremos tener en común. 

En este esfuerzo de búsqueda de la verdad, tenemos todos, ante tantos desafíos como nos presenta el mundo, un papel para trabajar por el bien común. Pensamos que, ante estos desafíos, todos podemos unirnos para dar una respuesta conjunta, y trabajar por el bien común y el de toda la familia humana. 

D. Temirkhon Temirzoda, presidente de Arco Forum y director de programas culturales de Casa Turca, comenzó dando las gracias a todas las entidades que, desde hace tres años, apoyan y hacen posible la celebración de la Semana Mundial de la Armonía Interconfesional trabajando conjuntamente para que las diferentes culturas, ideologías y tradiciones religiosas puedan entenderse mutuamente desde el diálogo y el encuentro. A veces, dijo, tenemos muchísima información, pero desconocemos al que tenemos cerca; por eso, queremos poner al servicio de este diálogo todos estos instrumentos para que nos faciliten conocernos. 

D. Miguel García Baró, presidente de la Asociación para la Amistad y el Encuentro Interreligioso (AAIE), comenzó explicando que la Asociación ha nacido en esta situación histórica que estamos viviendo, ante el estallido de la peor de las formas de violencia, porque pretende reafirmarse con falsas justificaciones religiosas. Los medios de comunicación, dijo, suelen presentar al mismo nivel las justificaciones falsas y las auténticas, lo que está creando un terrible equívoco respecto a la naturaleza de la religión. 

A veces, en la mejor prensa europea, aparecen textos en los que se viene a decir que un hombre religioso es, en el fondo, un germen de peligro para la democracia, y que habría que educarle, de alguna manera, para que deje su altar en su casa, y salga a la calle disfrazado de lo que no es. 

Ese equívoco no sería tan importante si no fuera porque las personas que nos hemos reunido en esta Asociación, las que trabajamos en esta Universidad, y muchísimas personas de buena voluntad, creyentes o ateas, estamos convencidas de que cuando se está en la búsqueda del sentido profundo de la vida, y cuando además, se tiene un encuentro personal con la transcendencia divina, desde el punto de vista de las religiones del Libro, o de otras religiones, se comprende que el Amor absoluto es el centro de toda la realidad. El hecho de ver mancillada y burlada la religión, de ver que a diario se hace una propaganda negativa de ella, hace pensar que la religión se aleja de la mente de la gente, de la pobre gente que, en este momento, camina como oveja sin pastor en tantas sociedades del mundo. Una persona que ve y sufre las consecuencias de este choque, no solo tiene que estar en su cátedra, sino que, además, debe participar, de la manera más justa posible, en las implicaciones políticas que conlleva. Y estas implicaciones políticas comienzan hoy por recordar qué es esencialmente la religión, y por ser conscientes de que la religión debe ser creadora de vínculos, de vínculos que están por encima de los que el derecho de gentes puede otorgar, y de que es imprescindible combatir los errores, y deshacer los prejuicios. 

En este sentido, el trabajo es ímprobo, porque de cómo se esté en la verdad, depende el tipo de verdad en la que se está, y el trabajo depende también de la buena voluntad y de la disposición moral personal, tan difícil de educar hoy. 

La Universidad de Comillas tiene la misión fundamental de proclamar que solo el Amor absoluto está en el centro de todas las realidades auténticas que existen. Por eso, necesitamos acoger hoy no solamente esta Asociación que está empezando a moverse en Madrid, sino otras iniciativas que se están llevando a cabo. “The house of one” es un intento de construir juntos un lugar de oración para judíos, cristianos y musulmanes, abierto posiblemente, en el futuro, a otras comunidades. 

Esta Jornada de hoy es una ocasión ideal para acoger “The house of One”, y para reflexionar también sobre lo que representan para las religiones la arquitectura, el arte, las liturgias, y para rogarles a ustedes que se empeñen en la misma tarea en que estamos empeñados nosotros, y que hemos decidido alentar a través de estos grupos, en la medida en que el tiempo y las fuerzas nos lo permitan. Por favor, no se queden pasivos ante esta labor política, más importante aún, si cabe, que cualquier otra. 

A continuación, María Soledad García Morales, arquitecto y profesora en la Escuela de Arquitectura, dio una conferencia sobre: El espacio de lo Sagrado: Judaísmo, Cristianismo e Islam

El contenido de su conferencia es el resultado de una investigación llevada a cabo con sus alumnos a través de una exploración de los símbolos y de las ideas que subyacen en el espacio sagrado, descubriendo cómo la arquitectura puede ayudar y favorecer la oración del corazón. 

La conferencia resultó muy interesante; aportó una visión complementaria del abordaje del diálogo interreligioso desde las perspectivas teológica y filosófica. 

La profesora García Morales explicó la importancia de la reflexión que había hecho a través de la investigación, ya que vivimos en una sociedad y una cultura racionalista que ha perdido la capacidad del lenguaje simbólico. 

Hay dos modos, dijo, de definir el espacio sagrado: uno, clásico, como lugar donde Dios se manifiesta: el monte Horeb, la Kaaba, el templo de Jerusalén, etc. Y otro, subjetivo: un lugar que expresa ideas, emociones o sentimientos religiosos que nos hacen reflexionar o entender algo de la sacralidad de Dios. Un espacio capaz de transmitir a cualquier persona, creyente o no creyente, algo de Dios: su grandeza, bondad, inmensidad, belleza, etc. 

García Morales, concluyó su magnífica exposición diciendo que, para que un espacio hable de Dios, lo primero que es necesario es que produzca un impulso que nos haga avanzar hacia adelante, algo que nos explique que la vida tiene un sentido, que vamos hacia algún sitio, que no deambulamos, que la vida no es un laberinto que responda al nihilismo. 

En segundo lugar, que sugiera la idea de que la Luz nos va a liberar, que vamos a ser sacados de la cárcel de nosotros mismos. Liberación y salvación contra la desesperanza, contra el egoísmo y el encerramiento en uno mismo. Liberación que nos abre al encuentro con los demás. Por eso, ese espacio central en “The house of One” ha de ser un espacio de intimidad, de encuentro, de diálogo, de reconocimiento mutuo. 

Finalizadas las intervenciones de los primeros ponentes, los promotores del Proyecto The House of One hicieron una presentación del mismo: El proyecto nació a partir de la idea del rabino Dr. Andreas Nachama, el pastor Gregor Hohberg y el Imán Kadir Sanci. Su nombre “La casa de Uno”, hace referencia a las religiones monoteístas. 

El edificio ha sido diseñado por el arquitecto Wilfried Kuehn. Albergará una iglesia, una sinagoga y una mezquita, tres lugares de oración que ayuden a mantener la identidad de cada tradición religiosa. En el centro del edificio habrá un espacio abierto, no solo para creyentes, sino también para aquellos que no tienen fe o que están en búsqueda. 

El edificio estará situado en Petriplatz, un lugar emblemático en el corazón de la capital alemana, y se alzará en el lugar donde estuvo la iglesia de Sankt Petri, la primera iglesia de Berlín, que data del siglo XIII, y que fue gravemente dañada durante la liberación de la ciudad al final de la II Guerra Mundial. 

Los promotores del proyecto desean y esperan que este emblemático edificio contribuya al diálogo, al encuentro y al buen entendimiento entre las tres tradiciones religiosas, hijas del padre Abraham. Así lo esperamos nosotros también. 

Inmaculada González 
Presidenta de la Asociación Ecuménica Internacional




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