Todos juntos
Un espacio propuesto por EQUIPO ECUMÉNICO SABIÑÁNIGO

domingo, 21 de febrero de 2016

PARA VIVIR LA CUARESMA


Presentamos dos aportaciones facilitadas por nuestros hermanos de la Comunidad Ecuménica Horeb Carlos de Foucauld

PARA VIVIR LA CUARESMA




EL MIÉRCOLES DE CENIZA

CAMBIA EL AMBIENTE: EMPIEZA EL CAMINO CUARESMAL DE LA PASCUA
Todo debe apuntar hoy al inicio de la Cuaresma como camino hacia la Pascua. Los varios elementos clásicos en esta ambientación -que trataremos de nuevo el domingo próximo- deben estar ya presentes desde hoy: el color morado, la ausencia de las flores y del aleluya, el repertorio propio de cantos...

LA CENIZA, UN GESTO QUE PUEDE SER EXPRESIVO

El gesto simbólico propio de este día es uno de los que ha calado en la comunidad cristiana, y puede resultar muy pedagógico si se hace con autenticidad, sin precipitación; con sobriedad, pero expresivamente. Como ya ha resonado y se ha comentado la Palabra de Dios, la imposición de la ceniza comunica con facilidad su mensaje de humildad y de conversión.

El sacerdote se impone primero él mismo la ceniza en la cabeza -o se la impone el diácono u otro concelebrante, si lo hay- porque también él, hombre débil, necesita convertirse a la Pascua del Señor. Luego la impone sobre la cabeza de los fieles, tal vez en forma de una pequeña señal de la cruz. 

Una fórmula apunta a la conversión al Evangelio: «Convertíos y creed el Evangelio» (que parecería más propio que se dijera en singular, como la otra es más interpelante). 

Mientras que la otra alude a nuestra caducidad humana: «Acuérdate de que eres polvo y al polvo volverás». Ahora bien, parece que sería más educador acompañar estas palabras con dos gestos complementarios: el sacerdote impone la ceniza a cada fiel, diciendo la fórmula de la ceniza y el polvo, y a continuación el fiel pasa a otro ministro que está al lado y que le ofrece el evangelio a besar, mientras pronuncia sobre él la fórmula que habla del evangelio. 

LA CONVERSIÓN Y SUS OBRAS

Las lecturas de estos días expresan con claridad el programa de conversión que Dios quiere de nosotros en la Cuaresma: convertíos y creed el Evangelio; convertíos a mí de todo corazón; misericordia, Señor, porque hemos pecado; dejaos reconciliar con Dios; Dios es compasivo y misericordioso...

Cada uno de nosotros, y la comunidad, y la sociedad entera, necesita oír esta llamada urgente al cambio pascual, porque todos somos débiles y pecadores, y porque sin darnos cuenta vamos siendo vencidos por la dejadez y los criterios de este mundo, que no son precisamente los de Cristo.

Es bueno notar la triple dirección de esta conversión que apunta el evangelio:

a) la apertura a los demás: con la obra clásica cuaresmal de la limosna, que es ante todo caridad, comprensión, amabilidad, perdón, aunque también limosna a los más necesitados de cerca o de lejos,

b) la apertura a Dios, que es escucha de la Palabra, oración personal y familiar, participación más activa y frecuente en la Eucaristía y el sacramento de la Reconciliación,

c) y el ayuno, que es autocontrol, búsqueda de un equilibrio en nuestra escala de valores, renuncia a cosas superfluas, sobre todo si su fruto redunda en ayuda a los más necesitados.

Las tres direcciones, que son como el resumen de la vida y la enseñanza de Cristo, nos ayudan a reorientar nuestra vida en clave pascual.

por Hno. Fernando Fortunato 
(Monasterio Benedictino Santa María de los Toldos)



TIEMPO DE “MISERICORDIA QUIERO Y NO SACRIFICIO” (Mt. 9,13)

Es el título del mensaje del Papa Francisco para este tiempo de cuaresma.
  • Tiempo de cuaresma, como momento fuerte para celebrar y experimentar la misericordia de Dios
  • Tiempo de invitación al silencio para escuchar la Palabra de Dios, escuchar a Dios.
  • Tiempo de escucha orante de Dios, de su Palabra; para la oración personal.
  • Tiempo siempre nuevo…nosotros, nuestra vida, nuestra historia, ha cambiado…ha pasado mucha agua bajo el puente, tenemos nuevas experiencias vividas desde la cuaresma pasada a esta. Hemos hecho nuestra propia pasión, muerte y resurrección…hemos vivido nuestra propia Pascua.
  • Tiempo de volver, nuestra mirada, agudizar nuestro oído, nuestra vida toda, cuerpo y alma, a DIOS. El nos invita desde su MISERICORDIA, COMPASIÓN, BONDAD, AMOR, a volver a El.
  • Tiempo de usar los medios que DIOS me da para mejorar mi vida y sobre todo la relación con El. “Vuelvan a mí de todo corazón, con ayuno, llantos y lamentos. Desgarren su corazón y no sus vestiduras, vuelvan al Señor, su Dios, porque él es bondadoso, lento para la ira y rico en amor, y se arrepiente de sus amenazas” (Joel 2, 12-13).
  • Tiempo para reconocernos pecadores, arrepentirnos y pedir piedad al Señor.
  • Tiempo para CONFIAR en su compasión y DESEAR un corazón nuevo, puro, renovado
  • Tiempo donde se nos devuelve la alegría de la presencia de DIOS en nuestra vida.
  • Tiempo de dejarnos reconciliar por DIOS, con DIOS y en DIOS.
  • Tiempo favorable, este es el día de la salvación.(2 Cor. 6, 2)
  • Tiempo del AÑO SANTO de la MISERICORDIA. Hermoso año para volver a enamorarnos de DIOS y de su creación.
  • Tiempo para manifestar a los demás, con las obras de misericordia corporales y espirituales, que DIOS los AMA INFINITAMENTE e INCONDICIONALMENTE porque son sus hijos.
  • Tiempo para perdonarnos a nosotros mismos, perdonar a DIOS, y sobre todo al prójimo, que es nuestro hermano.
  • Tiempo para hablar bien de DIOS; hablar bien de los demás. (Tiempo para morderse la lengua cuando vamos a hablar mal del otro o de DIOS, según el Papa Francisco).
  • Tiempo de conversión, de cambio en nuestra vida, dejando obrar a DIOS en nosotros, cambiamos actitudes, miradas, gestos, obras, etc…hacia el prójimo, nuestro hermano.
  • Tiempo de no practicar estas cosas para ser vistos y agradar a los hombres, a los demás.
  • Tiempo de limosna, de oración y de ayuno; para ayudar al prójimo.
  • Tiempo para recibir la recompensa del PADRE DEL CIELO, que ve en lo secreto del corazón; y ahí, en lo secreto, en lo mas íntimo, te recompensara.
  • Tiempo de reconocer que estamos necesitados de DIOS, de su amor, de su gran misericordia. 
  • Tiempo de tomar el ejemplo de María, de humildad y sencillez, que se hizo esclava del SEÑOR para que se cumpliera su Palabra. (Lc. 1, 38)
  • Tiempo para dejarse encontrar por el SEÑOR.
Tiempo para vivir y celebrar juntos, en comunidad, la vida de JESÚS; su PASIÓN, MUERTE y RESURRECCIÓN. Vivamos y celebremos con mucha FE, ESPERANZA y CARIDAD.

por P. José Gabriel Sarmiento
Administrador Parroquial
Parroquia “Medalla Milagrosa” – Pasco
“Asunción de María” - Ticino
ARGENTINA

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