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Un espacio propuesto por EQUIPO ECUMÉNICO SABIÑÁNIGO

viernes, 21 de agosto de 2015

LA MISIÓN DE HOY ES EL ECUMENISMO

La misión de hoy es el ecumenismo


Un artículo de Albert Salvadó Usach

“Que la germinación se haga, que el alba se haga". Así hablaban cuando miraban, cuando invocaban el retorno del alba, allá donde el sol se levanta, contemplando la Luna - Sol gran estrella que antes de la salida del sol ilumina el cielo, sobre la tierra, el camino de los hombres construidos, de los hombres formados.
Cada tribu se levantaba siempre para ver la estrella señal del día. Esta señal del alba estaba en sus corazones cuando vinieron del Oriente.
Allá se congregaron, esperando el alba, observando la salida de la estrella , la primera antes de que nazca el día. "De allá lejos venimos, pero nos separaron", decían entre si.
Cuando partieron, dijeron: "Vamos allá en donde el sol se levanta, de donde vinieron nuestros padres", lo dijeron al ponerse en camino. (El Popol Vuh )


En primer lugar dejadme dar las gracias por poder presentaros este escrito, que me ha servido para repensar y expresar el deseo y el compromiso para un mañana mejor para todos.

Supongo que no os sorprenderá no hallar citas bíblicas en este artículo. Está hecho expresamente. El ecumenismo comporta, en parte, procurar no hacer uso del propio lenguaje para comunicarnos con el otro y procurar hacer uso del lenguaje del otro y sobre todo el universal (el que sale del corazón y tiene pocas formulaciones partidistas) de manera que nadie se sienta incómodo.

¿Qué nos dice el título? 

Os pido que volváis a leer el título de este artículo. Hay una palabra que para los cristianos últimamente es importante: ecumenismo. Hay otra palabra fundamental en el vocabulario de la persona creyente: misión. Y por último están las palabras hoy y es que son la razón que hace levantarnos cada día a todas las personas del mundo entero y de la historia.

Planteamiento inicial. 

La condición humana comporta formar parte de una comunidad. Sin ella, tal vez sobrevivimos, pero no podemos vivir. Todas las personas necesitan estar y estamos ligados a personas y a principios que, al tenerlos interiorizados, no los discutimos y los aceptamos como eternos e inamovibles. La Religión no es nada más que la explicación, como comunidad, de quién somos y cómo hemos llegado hasta donde somos. Es decir, Re-ligar-se con la razón que explica y da razón de nuestra existencia, a pesar de que no es posible verlo, aunque lo intuimos: lo Trascendente.

Los cristianismos, como muchas otras religiones, a lo Trascendente le hemos puesto un nombre y le hemos dado una autoridad sobre nosotros que incluso modifica día a día nuestra vida. Todas las religiones tienen en la comunidad de creyentes la base de su existencia y de su expansión.

¿Qué vemos a nuestro alrededor? 

Ahora os pido que miréis a vuestro alrededor: vuestros familiares, vuestros amigos, vuestros conocidos, vuestros vecinos, vuestros compañeros de trabajo, alguien que pide dinero en la puerta de un supermercado... ¿Qué veis en ellos? (cerrad los ojos y procurad verles la cara, el cuerpo y el entorno que les rodea).

¿Habéis visto trascendencia? ¿Habéis visto comunidad? ¿Habéis visto compromiso social? Me parece que no ha sido así. Seguramente los habéis visto individualmente, posiblemente con un teléfono móvil en las manos, por tanto con amigos virtuales y con mucha necesidad de estar conectados "a su mundo". Seguramente lejos de vosotros y con la sensación que no hay ninguna posibilidad de saber nada de ellos, aunque tenemos, o nos puede dar, mucha información de ellos

Quiere decir que estos temas no nos los comunican. No están de moda.

Actualmente nos cuesta ver experiencias comunitarias solidarias y en absoluto que expresen lo trascendente. Utilizamos la palabra solidaridad en unos términos que no son lo que deberían ser. Decimos que somos "solidarios" cuando damos lo que nos sobra. Nuestras abuelas, en cambio, daban sal, azúcar, aceite, arroz, la merienda a los chiquillos del vecindario... a pesar de que no les sobraba nada, porque era "normal": hacían lo que la comunidad esperaba que hiciesen. Y nuestras abuelas hablaban de manera cotidiana y natural de lo Trascendente. 

Nos hemos olvidado que en los milagros de todas las religiones, por ejemplo el de los panes y los peces, cuando todos aportamos lo que somos y lo que tenemos -los panes y los peces que tenemos- a la comunidad, todo el mundo come y acaba sobrando.

¿Por qué pasa? 

Actualmente, promocionado por el sistema económico dominante, hemos dejado de ser comunidad. No nos lo permiten ser, ya que si actuamos como individuos gastamos más -necesitamos comprar más- que si somos comunidad y los vendedores obtienen más rendimientos económicos. Porque el sistema económico-social nos ha reconvertido, somos un conjunto de individuos y funcionamos buscando únicamente lo "mejor inmediato individual", sin tener en cuenta el bien común o el futuro. Incluso se puede ver cómo los hijos o los nietos son importantes en la medida que son mis hijos y los luzco. Están para mi servicio y no yo para el de ellos, aunque son unas personas que necesitan de mi ayuda para ser mejores de lo que somos nosotros.

También debemos ver que, a veces, las religiones, en nombre de lo Trascendente, han sido utilizadas y han impedido que las personas tomasen partido por toda la comunidad humana. Igual pasa con los deseos de trascendencia y para muchas personas la religión se convierte en importante pero, como en el caso de los hijos o de los nietos, lo que "me preocupa es mi religión y mi salvación". Pensad en todos los muertos por causa de las guerras de religión, que actualmente llamamos terrorismo.

¿Qué podemos hacer? 

Todas las religiones tienen en la comunidad de creyentes la base de su existencia y, lamentablemente para justificar su existencia, también caen en la trampa de convertir a su comunidad en "el gueto de los salvados". Cuando la salvación, la auténtica salvación, es universal. Por lo tanto, nos hace falta comunicar nuestra experiencia de lo Trascendente al otro. También nos hace falta descubrir la experiencia de lo Trascendente a través del otro. Y, por tanto, ser comunidad con el otro. Esta es nuestra misión en nuestro hoy. Estamos lejos de conseguirlo, pero con pleno convencimiento y yendo paso a paso lo conseguiremos.

Propongo algunas pequeñas cosas que están a nuestro alcance. No están puestas según orden alguno de importancia o metodológico. Simplemente así me han surgido.
  • Tal vez podamos hablar con todas las personas próximas a nosotros de la bondad de ser comunidad y de nuestro deseo de ser una comunidad humana universal en la que intervenimos todos los que buscamos la fraternidad humana.
  • Tal vez podemos aceptar trabajar de manera solidaria en los proyectos de otras comunidades.
  • Tal vez podemos aceptar que vengan a los proyectos de nuestra comunidad personas de diferente credo.
  • Tal vez podemos compartir los mismos medios: vehículos, espacios, sillas...
  • Tal vez podemos compartir la misma comida.
  • Tal vez podemos organizar actividades conjuntas para nosotros y sobre todo para nuestros hijos e hijas.
  • Tal vez podemos conocer (estudiar y compartir dudas) los credos de los que compartimos trabajos. Seguro que veremos que no estamos tan lejos los unos de los otros y nos ayudará a entendernos más y mejor a nosotros mismos.
  • Tal vez podemos orar en el mismo espacio. (Quien sabe si nos puede llevar a orar juntos!)
  • Tal vez podemos participar de las liturgias de otras comunidades religiosas.
  • Tal vez podemos pedir a nuestros pastores que se pongan en contacto con otras comunidades religiosas y organizar actividades conjuntas.
Todos estos "tal vez" pueden llevar a los no creyentes a decir: "mirad cómo se aman" y de esta manera estaremos todos más cerca de la vida que nos propone nuestra fe.

“Hay una cosa en la vida,
más importante que Dios:
y es que naides escupa sangre,
pa' que otro viva mejor.” 
(Canción “Preguntitas” de Atahualpa Yupanqui)

















Artículo publicado en el Boletín de agosto/2015 de la Comunidad Ecuménica Cristiana Jaime Masvidal






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