Todos juntos
Un espacio propuesto por EQUIPO ECUMÉNICO SABIÑÁNIGO

lunes, 20 de enero de 2014

REFLEXIONES EN LA SEMANA DE ORACIÓN POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS DEL PROF. DR. PEDRO LANGA AGUILAR, OSA. (IV)

JUNTOS... DE NINGÚN DON CARECERÉIS


Lunes, 20 de enero.- «¿Por qué estáis hablando de que no tenéis panes? » (Mc 8,17).  

Venerar al Señor es sabiduría y huir del mal es inteligencia (cf. Jb 28,20-28).De una y otra el salmista hace profuso gasto cuando reconoce que Dios es pródigo en sus dádivas: Abres generosamente tu mano –dice- y sacias a todo ser viviente (cf. Sal 145, 10-21). En el llamamiento a la unidad de Pablo a los efesios, tampoco falta el oportuno inciso de que «a cada uno de nosotros le ha sido concedido el favor divino a la medida de los dones de Cristo» (Ef 4,7). Sencilla manera de referirse a las gracias particulares destinadas al servicio de la Iglesia, y de añadir que si Él mismo dio a unos el ser apóstoles, a otros, profetas, a otros, evangelizadores, etc., ello ha sido «para edificación del Cuerpo de Cristo, hasta que lleguemos todos a la unidad de la fe y del conocimiento pleno del Hijo de Dios »(Ef 4, 12-13). El Octavario, en fin, señala hoy la multiplicación de los panes, y cómo los discípulos, incapaces de comprender el sentido sobrenatural de la levadura de los fariseos y de Herodes, hablaban entre sí de que no tenían panes. «¿Por qué estáis hablando de que no tenéis panes?» (Mc 8,17). Este dulce reproche por haber visto y seguir sin comprender representa toda una invitación a que superen sus preocupaciones materiales y piensen, más bien, en la misión eterna de Jesús, ilustrada por sus milagros. 


Precisamente la disponibilidad de Jesús hacia el pan nos adentra en un horizonte más espacioso: no ya sólo en el pan de la Eucaristía, con sus añadidos de la hospitalidad eucarística y la intercomunión, sino también en el pan de la palabra y sus afines las misiones y la nueva evangelización. Incluso el pan de la unidad. Job se percata de que, aunque todo se le ha quitado, la veneración del Señor permanece, y eso es sabiduría, la que nos introduce en el corazón de Dios. Como hermanos y hermanas en Cristo, pese al empobrecimiento por nuestras divisiones, todos, no obstante, hemos sido agraciados con el abundante pan de dones espirituales y materiales, para la edificación de su cuerpo.

También nosotros, como en Marcos los discípulos, olvidamos a veces nuestra verdadera riqueza: nos dividimos, hablamos y actuamos como si nos «faltara el pan». Dejamos así entrever algo peor que una carencia de pan: la desconfianza en el poder de Dios. Cristo es de todos y murió y resucitó por todos. La multiplicación de los panes ayuda a comprender que juntos tenemos, unos y otros, suficientes dones como para compartir entre nosotros y con «todo ser viviente». Urge, pues, la catarsis de la conversión: recuperar ese olvido en que hemos dejado la abundancia de la gracia de Dios al proclamar, en cambio, que «falta el pan». Y sobre todo se impone hacer acopio de disponibilidad a compartir mejor las bendiciones espirituales y materiales a todos confiadas. 

Bendigamos, pues, a Dios por habernos agraciado con tanta dádiva para alcanzar en madurez y plenitud la talla de Cristo: por la sabiduría, por los dones de servicio y por el pan. Aspiremos a ser signos del próvido cuerno de su abundancia, reunidos en la unidad para llevar las riquezas de su Reino a todos los lugares donde haya carencia y dolor. Hora es de afinar: que los cristianos pospongan sus diferencias y pidan unánimes en el nombre de Aquel cuya misión fue llevar alimento y calor a todos los hombres y cuya dulce compañía itinerante se dejó reconocer en Emaús al partir el pan. Así juntos y así generosos, de ningún don careceremos.

Pedro Langa Aguilar




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