Todos juntos
Un espacio propuesto por EQUIPO ECUMÉNICO SABIÑÁNIGO

domingo, 20 de enero de 2013

20 enero. Reflexión del Prof. Dr. Pedro Langa Aguilar, OSA


CAMINAR HACIA LA LIBERTAD

Domingo, 20 de enero.- «Adorarán al Padre en espíritu y en verdad» (Jn 4, 23b)

La conversación con Jesús lleva a la mujer samaritana a un modo de vida más libre. «Tantas veces va el cántaro a la fuente…», decimos. Pero en esta ocasión no sólo no se rompió, sino que se llenó... de «agua viva». La de veces que nuestra inquieta mujer habría hecho aquel camino de ida y vuelta para recoger agua del pozo de Jacob: nunca, sin embargo, había reparado en lo que ahora observa. Esta vez se da cuenta de cuánta libertad esconden aquellas recatadas aguas del pozo que les había dejado siglos atrás el Patriarca. Y todo empieza por un extraño judío que de pronto rompe a dialogar. No le importa que ella, su interlocutora, sea mujer samaritana; salta por encima de barreras legislativas a ultranza que hasta prohíben saludarse a judíos y samaritanos. Desdichadamente en el actual ecumenismo todavía se interponen las cautelosas sombras de un frío y separador distanciamiento entre interlocutores de distinto credo. Predomina en la pantalla que el interlocutor que tengo delante es acatólico, y no, más bien, que es, como yo, hijo de Dios. Por ahí hay que empezar. Cuesta todavía trabajo admitir que el ecumenismo sea caminar no sólo hacia Dios, sino también con Dios. Y el ir humildemente de camino con Dios es como hacerse uno dicha caminata para recibir la libertad que sólo Dios concede… a todos los pueblos.

La samaritana no da crédito a lo que ve ni a lo que oye. Golpean las reticencias. Fluyen raudas las preguntas. El paso de injustas discriminaciones y prejuicios hacia la libertad proviene de su encuentro con ese Jesús sentado junto al pozo. Se pregunta intrigada y busca aliviar las cargas de su vida. El camino hacia una vida más libre se va abriendo ante sus ojos a medida que Jesús arroja luz sobre la compleja realidad de su existencia. Al final todo desemboca, como a la postre con el ecumenismo acontece, en dónde hay que dar culto. Pero culto en espíritu y en verdad. Aprenderlo según el ecumenismo demanda, conduce a ser libres de cuanto impide vivir juntos. Cuando dichos prejuicios acaben, tendremos vida en abundancia.Las cosas que nos separan –lo mismo como cristianos en busca de Unidad que en cuanto personas distanciadas por tradiciones y desigualdades injustas– nos mantienen, como a la samaritana, recelosos, sin terminar de abrir el corazón. Nuestra libertad en Cristo viene dada por el surtidor de agua que salta hasta la vida eterna. Transparente igual que el agua clara,el ecumenismo se traduce a menudo en saludable diálogo capaz de apagar la sed de Dios haciendo de los contertulios del entorno adoradores en espíritu y en verdad. La unidad de la Iglesia, por eso, se resuelve en súplica humilde al Espíritu para que su verdad nos haga libres y así, unidas nuestras voces, ser capaces de proclamar el amor de Dios al mundo, un mundo harto de guerras y menesteroso de Unidad.

Jesús en diálogo con la Samaritana

Pedro Langa Aguilar

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