Todos juntos
Un espacio propuesto por EQUIPO ECUMÉNICO SABIÑÁNIGO

viernes, 12 de noviembre de 2010

LA LIBERTAD CRISTIANA

Gálatas 5, 13-25

Vosotros, hermanos, habéis sido llamados a la libertad; pero no vayáis a tomar la libertad como estímulo del instinto; antes bien, servíos mutuamente por amor. Pues la ley entera se cumple con un precepto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Pero atención, que si os mordéis y devoráis unos a otros, acabaréis consumiéndoos todos. Os encargo que procedáis según el Espíritu y no ejecutéis los deseos del instinto. Pues el instinto va contra el Espíritu y el Espíritu contra el instinto; y son tan opuestos, que no hacéis lo que queréis. Pero si os guía el Espíritu, no estáis sometidos a la ley. Las acciones del instinto son manifiestas: fornicación, indecencia, desenfreno, idolatría, hechicería, enemistades, reyertas, envidia, cólera, ambición, discordias, facciones,celos, borracheras, comilonas y cosas semejantes. Os prevengo, como os previne, que quienes practican eso no heredarán el reino de Dios. Por el contrario, el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, modestia, dominio propio. Contra eso no hay ley que valga, los que son del Mesías [Jesús] han crucificado el instinto con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, sigamos al Espíritu.

La carta a los Gálatas ha sido llamada la gran carta de la libertad cristiana. En efecto, los pasajes relativos a la libertad llaman mucho nuestra atención. Pero además, debemos imaginar la fuerza que dichos pasajes podían tener en sociedades condicionadas por la esclavitud, donde el deseo de libertad se hacía sentir por doquier.

Disponemos de una información muy incompleta acerca de la crisis que motivó la escritura de esta carta, por lo que no podemos pronunciarnos con certeza sobre los errores que el apóstol trataba de combatir. Lo que es cierto es que los gálatas, que se habían convertido del paganismo (y que, por tanto, nunca habían practicado la Ley de Moisés) fueron confundidos por predicadores que les instaban a adoptar esa Ley y a practicar la circuncisión con el fin de convertirse en verdaderos cristianos. El deseo de “hacer más”, de seguir una ley que prescribe un comportamiento específico para calmar la angustia y apaciguar cierta inquietud (la libertad da miedo) podía hacerles vulnerables a los argumentos de los adversarios de Pablo.

¿Cuál debería ser el comportamiento de los cristianos en el mundo? ¿Acaso no debería existir una ley que lo clarificara? Esta cuestión se volvía más apremiante si cabe al tomar conciencia los cristianos de que, a pesar de haber sido bautizados y vivir una vida nueva, todavía existía en ellos una complicidad con aquello que podría alejarlos del Evangelio. Esto es lo que Pablo llama la “carne”.

San Pablo quería responder a estas preocupaciones, y resume en tan sólo tres versículos lo esencial de su respuesta: “Escuchadme: seguid el impulso del Espíritu y ya no haréis lo que la carne desea”. “Si sois conducidos por el Espíritu, ya no estáis sujetos a la Ley”. “Si vivimos por el Espíritu, sigamos el impulso del Espíritu”.
Es como si Pablo quisiera decir: por supuesto, la libertad que hemos recibido no está exenta de una lucha interior. Debemos vivir esta lucha con confianza, pues no hay que subestimar lo que el Espíritu es capaz de producir en nuestras vidas: “ amor, gozo, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, modestia, dominio propio…”. Los cristianos no están sujetos a la Ley, no la practican, sino que la llevan plenamente a su cumplimiento al amar.
Amar. Ésa es la realidad, lejos de todo narcisismo, que está en el corazón de la libertad.
  • ¿Es nuestra libertad a veces fuente de preocupación?
  • ¿Por qué?
  • Seguid el impulso del Espíritu” ¿Qué quiere decir esto?

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