Todos juntos
Un espacio propuesto por EQUIPO ECUMÉNICO SABIÑÁNIGO

viernes, 22 de octubre de 2010

¿Es necesaria otra Iglesia?

La Iglesia, nuestra Iglesia, de la que todos formamos parte, unos por tradición y otros por convicción parece no estar pasando por su mejor momento a la vez que se va sumando cada vez más a un deterioro o marcha atrás con respecto al Vaticano II.

La voz del pueblo clama, pide, siente la necesidad de otro modelo de Iglesia y esto puede que sea posible. Una Iglesia donde volvamos a recuperar a Jesús como centro de ella y junto a Él: los pobres.

No olvidemos la palabra esperanza junto con una necesidad de conversión. Hoy, da la impresión que la institución asfixia olvidándose de lo que es su carisma, poniendo más énfasis en la “fachada” por miedo a perder lo que quizá en tantos siglos se ha tardado en conquistar. Posiblemente este sea uno de los motivos por los que los jóvenes de hoy no se apartan de Dios, pero sí de la institución. Falta libertad, algo tan importante para la persona unido a la necesidad del ser humano de generosidad, señal que se va consolidando en las diferentes ONG.

La sensación en este momento es como si se le hubiera escapado gran parte de lo que es su función como anunciadora del Reino de Dios, centrándose más en sus problemas internos siendo a la vez, más numerosos que los externos.
Se sigue echando de menos la palabra, la falta de libertad del pueblo de Dios, término que empezó a declinar después del C.V.II. El entonces cardenal, hoy Papa, propuso como alternativa “communio”.

¿Dónde está nuestra Iglesia, la Iglesia de los pobres que decía Juan XXIII? ¿Qué hemos hecho de ella? Jerárquica, política, que más…
Naturalmente hablando siempre de ella como institución, no como pueblo de Dios.

Ana Bou de su blog "Un minuto para el encuentro"

2 comentarios:

  1. Si. Si. Pero ya, y más con estos jerarcas rancios preconciliares que rondan por determinadas cúspides eclesiales. Si. Si. Otra Iglesia es necesaria.

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  2. Gracias Ana por tu reflexión, creo que es muy pertinente en el tiempo que nos ha tocado vivir.

    Creo que la Iglesia se ha cargado con demasiadas cosas, tradiciones, dogmas, poder, etc. y ahora resulta muy difícil volver al evangelio y tomar la figura central de nuestra fe "Jesús de Nazaret" el Cristo, el único que puede devolverle la proximidad a las personas necesitadas de nuestros días, tu los llamas "los pobres" mendigos no sólo de pan, también de la presencia de Cristo en sus vidas, único capaz de llenar el vacío del corazón.

    La Iglesia no puede predicarse a sí misma, sólo puede ser testigo de Jesucristo, aun a riesgo de perder todo lo que es accesorio.

    Creo que estas palabras de Jesús dirigidas a los discípulos, son también aplicables a la institución:
    –El que quiera ser mi discípulo, olvídese de sí mismo, cargue con su cruz cada día y sígame. Porque el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por causa mía, la salvará.¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si se pierde o se destruye a sí mismo?

    Quizás debamos tomar responsabilidad los creyentes de a pié como testigos de Cristo, viviendo nuestra fe impulsados por el Espíritu Santo, aunque en ocasiones topemos con la institución, al fin y al cabo los creyentes somos la Iglesia, el Cuerpo de Cristo.

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