Todos juntos
Un espacio propuesto por EQUIPO ECUMÉNICO SABIÑÁNIGO

viernes, 27 de agosto de 2010

A SOLAS CON DIOS: ENTRE LAS MOTIVACIONES Y LA RELIGIOSIDAD.

A solas con Dios: entre las motivaciones y la religiosidad.
Alguien me dijo una vez que cuando quisiera saber qué tipo de cristiano yo debía preguntarme antes cómo era mi oración. Hoy quiero compartir algunas reflexiones sobre la oración. Pero también quiero hablar de la diferencia que hay entre la hipocresía y la realidad. Entre lo que le pedimos a Dios y lo que El nos da.

Miremos al texto, Jesús dice algo bueno de los hipócritas: ellos aman la oración. Pero en realidad no es el orar lo que ellos aman, ni a Dios. No ellos se aman a ellos mismos. Y por eso les gusta que la gente les vea.

No se con que frecuencia ustedes oran. Los judíos practicantes oraban tres veces al día como lo hacia Daniel en Babilonia. Y oraban de pie. Orar de pie era lo usual. Pero Jesús denuncia su motivación principal; ser vistos por los demás hombres. O sea, que detrás de la piedad, lo que había escondido era el orgullo. Y lo que deseaban en sus corazones es que la gente los aplaudieras.

Si ustedes creen que el fariseísmo se acabó con la toma de Jerusalén en el año 70 d.C, están equivocados. A los cristianos muchas veces se nos clasifica de fariseos. Y nosotros mismos utilizamos este calificativo cuando queremos criticar a otros cristianos. Quizás hay personas que vienen a la iglesia con la misma intención que los fariseos: buscar su propia recompensa. Quizás hay personas que se visten de cristianos los domingos y el resto de la semana se comportan como los no cristianos o peores que ellos. Cuando la religión y la caridad se visten de exhibición pierden su valor. ¿Cuándo oras que buscas tú? Esta es una pregunta muy personal.

¿Cómo debería entonces orar los cristianos? Dice Jesús: entra en tu aposento y cierra la puerta. ¿Por qué Jesús les recomienda esto a sus discípulos? Quizás para evitar molestias y distracciones. Quizás para eludir los ojos de otros hombres y estar a solas con Dios. Y es que la oración no es otra cosa que conversar con Dios. Aceptar la idea de que dios está cerca. Decirle lo que hay en nuestro corazón. Oramos para buscar a Dios, porque nos sentimos solos.

¿Cuándo oras que dices? La gente dice muchas cosas. Y ahora ustedes, seguro, han dicho algunas de ellas. Pero en realidad oramos para decirle a Dios lo que es para nosotros. Nuestro Padre. Nuestro salvador. Nuestra fuerza. Nuestro consolador.

Hace días alguien hizo una pregunta: ¿Deberíamos orar en público o un privado? Quizás lo que Jesús está tratando de explicar a sus seguidores es que huyan de los extremos. No podemos caer en el literalismo de los fariseos. Si para los cristianos no hay oportunidad de orar en público entonces no tendríamos necesidad de venir a la Iglesia, no tendríamos que cogernos de las manos y orar alrededor de la mesa, no serían necesarias nuestras reuniones de oración. Jesús, hoy está hablando de las oraciones privadas. Ya hablaremos otro día de las públicas. Jesús aun no ha llegado a ellas. Y cuando lo haga dirá que oremos en plural: Padre nuestro que estas en los cielos….Y es que cuando estamos solos nos resulta difícil decir: Padre nuestro….

La oración, queridos hermanos, no tiene secretos. Cualquiera de nosotros puede orar. Me temo que la intención de Jesús es que purifiquemos nuestros motivos al orar. Dios no solo demanda fidelidad, sino que demanda una oración genuina. Que cuando cierres tus ojos abras tu corazón.

Augusto Milian, pastor Iglesia evangélica (Iglesia Reformada de Aragón)

3 comentarios:

  1. Querido D. Augusto, aunque no nos conocemos y después de leer su artículo me atrevo a comentarle lo que pienso: Opino que hacer oración es hablar con Dios y con la Virgen -mi Padre y mi Madre- hablar con Jesús –mi hermano y mi Señor- y hablar con el Espíritu Santo , que nos están escuchando, aunque no les vemos. Y esto con una certeza absoluta. Me dan pena aquellas personas de buena voluntad que hablan a una estatua de barro o al sol, porque van como a tientas, sin saber con quién hablan y sin saber si les escuchan. Es muy duro hablar a algo que no oye ni habla. Porque las personas hablamos con otras personas, con seres inteligentes que nos pueden comprender y que nos pueden contestar, entendiendo por supuesto que no es lo mismo oír que escuchar. Dios nos escucha. Los cristianos tenemos que dar muchas gracias a Dios porque él nos ha revelado que en Dios hay tres Personas que conocen -me conocen- y que aman -que me aman-. Y la Virgen Santísima es también una persona que conoce a cada uno y le quiere. Esto es muy importante, porque entre personas se puede establecer una relación de conocimiento y de amor mutuo, aunque físicamente no estén presentes esas personas queridas.
    Hablando humanamente, creo que podríamos decir que Dios ha hecho un esfuerzo enorme de acercamiento a los hombres: ha hablado con nosotros y, especialmente, a través de su Hijo, Cristo, el Señor, que se hizo Hombre. Para hacernos cargo, es como si Dios hubiera recorrido una distancia enorme hasta llegar cerca de cada uno, pero como que no ha querido dar el último paso, sino que ése lo tenemos que dar nosotros, poniendo de nuestra parte ese esfuerzo tan pequeño de querer mirarle y hablar con Él.
    La oración para mí siempre es un diálogo enriquecedor, porque si la amistad verdadera enriquece a los que se aman, ¿qué será la amistad con Quien sabe todo, lo puede todo, lo ve todo, lo es todo? En la oración Dios nos da luz a nuestra inteligencia para que veamos las cosas como las ve Él. Además, Dios nos habla para que vayamos haciendo lo que él quiere. Y, entonces, si se van poniendo en práctica sus sugerencias, nuestra vida humana, nuestra pobre vida corriente cobra valor sobrenatural. Vivimos entonces como amigos de Dios. Aunque he de reconocer que a veces me cuesta escuchar a Dios, entender qué me dice mi Señor.
    Gracias por sus artículos. Marta.

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  2. Soy de la opinión que lo que falta es oración. Los grandes cristianos, los fundadores, los santos eran hombres y mujeres de oración. Ahora falta rezar mucho, a mi la primera. Nos dedicamos mucho a filosofar a teorizar pero lo que faltan son horas de oración, sobran cultos, rosarios y misas que se realizan como papagallos y faltan horas de oración que es hablar con Dios, de petición, de alabanza, de escucha. Si los obispos se dedicaran a rezar más y hacer menos política, si los curas, monjas frailes y demás se dedicaran más a rezar y menos a sus movidas "socio-culturales" y en general si nos dedicaramos todos de verdad más a la oración y menos a la teoría, la Iglesia sería distinta. Distinta y mejor.

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  3. Uauuuu!!!! Daba una vuelta por aquí y he visto esta entrada tan sugerente y una vez leídos también los comentarios me he removido en mi asiento. Sobre todo con el comentario de Carmen.

    La oración es un "arte" difícil de aprender. Los que hemos repetido oraciones (las mismas) por años, hallamos diferencia cuando somos capaces de hablar con Dios como con un amigo. Cuando intercedes por enfermos, o por amigos y ves cambios en esas vidas para bien. Cuando descargas tus preocupaciones, tus anhelos delante de su grandeza y de su gran amor.
    Es una relación de confianza que no se quiebra pase lo que pase. La necesitamos a nivel individual, pero también en grupo.

    A veces no sabemos ni qué decir, pero también la Escritura nos dice que el Espíritu intercede con gemidos indecibles. (Romanos 8:26)
    Es una necesidad para mí la oración. Yo hablo y escucho a través de su Palabra. Y de lo que veo y vivo en mi vida y en la de los que me rodean.

    ¡Claro que se echa en falta la oración! Sobran actos rituales, como dice Carmen y faltan horas de oración. Los servicios cúlticos no nos transforman tanto como las oraciones, no nos mueven a la acción tanto como ellas.
    ¡Has apretado fuerte el acelerador! Jajajaja.

    Nos vemos por aquí.

    Abrazos.

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